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Tres años de cárcel por matar a una mujer, en defensa propia, en Arrecife

La víctima apuñaló al acusado por la espalda después de mantener una discusión

La Audiencia de Las Palmas ha condenado a tres años de prisión a Cesáreo García Fernández, de 68 años de edad, después de que un jurado popular lo considerara culpable de la muerte de una amiga, Araceli Araujo Fernández de 56 años, que previamente intentó matar al acusado, tras discutir y haber intentado ambos mantener relaciones en la vivienda de la víctima en Arrecife.

Según la sentencia, conforme a lo dictado por el tribunal jurado, el acusado Cesáreo García Fernández es autor de un delito de lesiones agravadas en concurso con un delito de homicidio por imprudencia grave en el que concurre la eximente incompleta de legítima defensa. El acusado, además, deberá indemnizar con 90.000 euros a los hijos de la víctima, Araceli Paulina Araujo Fernánez, por los daños y perjuicios morales causados.

Según los hechos probados, el acusado, que residía en Tenerife, viajó a Lanzarote el 4 de febrero de 2015 para visitar a la fallecida, y tras recoger ella al procesado en el aeropuerto, se fueron a un bar donde este se bebió dos ginebras, si bien al llegar a la casa , se inició una discusión entre ambos y el acusado volvió a ingerir alcohol e intentaron mantener relaciones.

Durante la discusión, la víctima agredió de manera sorpresiva al procesado por la espalda con un cuchillo de cocina cuando estaba asomado en la ventana fumando, pues su intención era quitarle la vida, por lo que se inició un forcejeo entre ambos en el que el acusado clavó el cuchillo a su amiga, una única vez y sin intención de causarle la muerte, para defenderse y quitársela de encima y poder huir.

Según la sentencia la reacción del acusado fue desproporcionada porque le pudo haber causado un mal menos grave para defenderse, según los hechos probados, que señalan además que el procesado, tras su agresión, recogió sus pertenencias y abandonó el lugar y, sin mostrar signo alguno de arrepentimiento, abandonó la vivienda, a la que regresó porque se había dejado su bastón, para dirigirse al aeropuerto, donde fue detenido.

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