Uno, dos, tres, cuatro, cinco... Las pequeñas pegatinas rojas en la acera advierten que la calle es un verdadero semillero de multas para la grúa municipal. Un tramo de apenas 30 metros, en los que solo caben ocho turismos aparcados en línea, de la calle Ruperto González Negrín de Arrecife se ha convertido posiblemente en la arteria urbana con más vehículos retirados por la grúa municipal en el últim año por mal aparcamiento en relación a su longitud.
El cierre de la avenida marítima de Arrecife, desde el Puente de las Bolas hasta la rotonda del Casino Club Náutico, desde julio del pasado año por las obras de mejora de esta zona comercial, ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza para los que deseen realizar sus compras o llevar a cabo alguna gestión en las innumerables oficinas situadas en el centro capitalino.
Un problema al que se ha añadido durante las últimas semanas el cierre del otro tramo de la avenida marítima que va hasta la rotonda del Arrecife Gran Hotel por las obras de asfaltado y la sustitución del adoquinado.
La calle Ruperto González Negrín solo es accesible en estos momentos para los vehículos autorizados para carga y descarga. Sin embargo, es habitual que este tramo esté ocupado por vehículos particulares. Y es que a pesar de que el Ayunamiento ha colocado una valla prohibiendo el acceso lo cierto es que el incumplimiento de la señal es continuo.
El trabajo de la grúa municipal es más constante durante las mañana dado que es el momento en que esta zona es más necesaria para la carga y descarga. De hecho, una vez dentro de la calle la única forma de salir es dando marcha atrás con lo que es normal que se forme un pequeño embotallemiento en la calle Canalejas, que tras el cierre de la avenida ha incrementado su tráfico de forma considerable.
En la mayor parte de las ocasiones la grúa se lleva los vehículos de esta calle al potrero municipal de dos en dos para agilizar su trabajo. Según la ordenanza municipal del Ayuntamiento de Arrecife una vez que el coche está enganchado a la grúa ya no es posible dar marcha atrás con lo que el infractor está obligado a rescatarlo del potrero.
Según la ordenanza municipal el precio que hay que abonar por la retirada de los coches del potrero es de 48 euros en el caso de los turismos, cifra que aumenta hasta los 60 euros para las camionetas, furgones, furg o n e t a s y camiones con tonelaje hasta 3.500 kilogramos. Además, por cada día que se tarde en recoger el turismo del potrero hay que pagar un mínimo 1,5 euros dependiendo del modelo del vehículo. A esta tarifa hay que sumar la correspondiente multa que oscila entre los 60 y 90 euros (estacionar un vehículo donde lo prohiba una señal).
Antonio González se disponía ayer a dejar su vehículo en esta calle para realizar varias gestiones en el centro. "Es sólo un momento", aunque tras comprobar las pegatinas rojas en la acera decidió buscar otro aparcamiento alternativo más seguro. "Veo que esta zona es muy apetitosa para la grúa", comentaba al periodista mientras arrancaba su coche.
