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Una isla de postal en la Casa Amarilla

La exposición 'Lanzarote y la tarjeta postal' muestra en Arrecife más de un siglo de imágenes turísticas

Pared de la sala dedicada a los editores locales con tarjetas postales del archivo de Rafael Silva, ayer, en la Casa Amarilla. A. F.

"Una tarjeta postal es una señal del viaje, un trozo de carta abierta donde el secreto circula en libertad". Es una de las frases que se puede leer en la sala multimedia de la exposición Lanzarote y la tarjeta postal que se inauguró ayer en la Casa Amarilla, la antigua sede del Cabildo, en la Calle Real de Arrecife. El viajero, en este caso el visitante, tiene la oportunidad de realizar un recorrido histórico por las imágenes que retratan la Isla desde finales del siglo XIX en una ruta patrimonial y documental a través de casi cien postales en distintos soportes.

La muestra, promovida por el Centro de Datos del Cabildo, es un ventanal a paisajes, arquitectura popular, labores agrícolas, zonas urbanas y los principales atractivos turísticos de Lanzarote.

"Durante mucho tiempo la postal fue un subproducto turístico y el objetivo de esta exposición es mostrarla como elemento patrimonial con su historia, evolución y su valor estético y gráfico", explicó ayer Mario Ferrer, comisario de la exposición junto a Miguel Ángel Martín.

Una de las imágenes más antiguas data de 1896. Se trata de una escena en la que se ve un nutrido grupo de camellos delante del cementerio de Femés (Yaiza). Unas tres décadas antes, en 1869, en Austria se habían creado las primeras tarjetas postales con el fin de abaratar costes en el correo, tal y como se detalla en la primera sala. Inicialmente no llevaban imágenes. No fue hasta 1892 cuando la tarjeta postal ilustrada llegó a España y unos años después al archipiélago canario con la apertura de los primeros hoteles en Gran Canaria y Tenerife, desde donde se extendió al resto de las islas.

Otro de los documentos más longevos es un mapa de Lanzarote de principios del siglo XX editado por el Gran Hotel Luisiana de Santa de La Cruz de Tenerife. Era habitual que establecimientos de Gran Canaria y Tenerife reprodujesen mapas en guías y postales publicitarias que entregaban a los clientes, en su mayoría británicos, que realizaban una excursión a la isla de los volcanes como complemento a su estancia en esas islas.

Uno de los nombres propios de la exposición es el de Joaquín González Espinosa (1892-1955), fotógrafo que fundó en los años veinte del siglo pasado en Tenerife la empresa editora Postal Express, cuyas producciones son hoy un referente paisajístico y muchas de las cuales fueron reproducidas en guías y álbumes profesionales. Realizó una docena de vistas de Lanzarote como la plaza de Haría, el Charco de San Ginés, el Kiosco de la Música o la Calle Real. Retrataba infraestructuras de las islas modernas para la época.

De principios del siglo XX, con un sello de 1905, es una imagen del Castillo de San Gabriel y el Puente de las Bolas, lo que indica que "desde el principio ambas construcciones junto a lugares como El Golfo ya se venían como emblemáticos antes de la irrupción del turismo de masas", indicó Ferrer.

La producción comenzó a diversificarse a partir de los años treinta. Un ejemplo es una postal que podría datar de entre los años 30 y 40, de Jameos del Agua en la que junto al lago de los cangrejos ciegos se ve a una pareja con la vestimenta típica. Fue antes de que ese tubo volcánico se convirtiera en el centro turístico ideado por César Manrique, tal y como lo conocemos hoy en día tras la apertura de las primeras fases al público en 1966. Se cree que su autor es Casto Martínez, editor de folletos turísticos y propietario de un centro de iniciativas turísticas.

La explosión del color

En 1965 irrumpió el turismo de cruceros y uno de ellos, de la compañía Fred Olsen atracado en el muelle de Los Mármoles, se puede contemplar en una imagen de Arrecife. La postal es en color y forma parte de la nueva estética, con imágenes impresas en offset y plastificadas para conservar su rigidez y apariencia brillante, que se extendió al nuevo diseño de esas tarjetas souvenir con el despegue del turismo a partir de los años sesenta junto a otra del Puente de las Bolas, el Charco de San Ginés y turistas en la piscina del Gran Hotel (construido en 1970), entre otras instantáneas del periodo entre 1960 y 1980 perteneciente a la colección de la editorial británica John Hinde Studios. Más que un recuerdo para el visitante, sugieren la forma de ver y fotografiar los lugares, marcando encuadres y puntos de vista.

Otra de las curiosidades de la propuesta es una pantalla táctil en la que se muestra el reverso de la postal con los mensajes de las mismas. Son testimonios previos al declive comercial de la postal que se hizo patente a finales del siglo XX, momento a partir del cual derivó como expresión artística, producto gratuito con fines publicitarios y como objeto de coleccionismo. En el siglo XXI las redes sociales y el mundo digital ha provocado su decadencia, pero no han dejado de editarse y comercializarse.

Un lugar destacado ocupa el apartado dedicado a los editores locales como Rafael Silva, cuyo archivo constituye una de las colecciones más valoradas de este tipo de fotografía en Canarias y es uno de los pocos ejemplos que permiten estudiar todo el proceso de diseño, creación y producción de las postales. De esa sala forman parte también los trabajos de Gabriel Fernández, uno de los grandes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX en Lanzarote, Javier Reyes, Manuel Reguera y Aquiles Heitz.

Las videocreaciones a partir de tarjetas postales son de David GP, Gerson Díaz e Iri Quintero. Las arquitectas Helga y Montse Garcés son las autoras del diseño expositivo y gráfico. Un códio QR permite a través de una aplicación móvil geolocalizar las imágenes de la exposión, que a su vez dedica un apartado a sellos y otros objetos históricos de Correos.

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