"Todo en esa escuela era ilegal. El curso no estaba homologado. Los aviones no tenían licencia. Un desastre". Javier Romano es uno de los cerca de 40 alumnos que han denunciado a los dueños del Centro de Formación Aeronáutica de Canarias SL por presuntas irregularidades en el desarrollo de los cursos de piloto y de técnico de mantenimiento por los que en total desembolsaron 1,4 millones de euros. Tras la declaración de los demandantes ayer durante el juicio, el ministerio fiscal cambió su calificación y pasó de solicitar la absolución a pedir seis años de cárcel para los dos acusados, Guillermo R. P. y Guillermo R. C., por un delito de estafa continuada en el caso del curso de técnico. No así en el de piloto, que fue derivado a la vía civil.

El fiscal entiende que los alumnos del curso de Técnico de Mantenimiento de Aeronaves (TMA) fueron engañados por la empresa al asegurar ésta que dicho curso estaba homologado cuando no era así. En 2004 esta media docena de estudiantes pagaron unos 15.000 euros por un curso de dos años que, según los afectados, "ni siquiera terminamos y ahora no nos sirve para nada al no estar homologado". Por ello el fiscal pide también la devolución íntegra de las matrículas aunque no reconoce el derecho a la cuantía por daños morales que solicitaban la defensa que representaba Javier Guerra.

Asimismo, los pilotos denuncian que las clases se suspendían continuamente y que el estado de las instalaciones, que cambiaba de ubicación con regularidad, era "precario". En el caso de este curso, que roza la treintena de estudiantes, el fiscal no entiende que haya responsabilidad penal y lo deriva a la vía civil.

"Decidimos inscribirnos porque el centro en la publicidad aseguraba que estaba homologado. Si no, no hubiéramos pagado tanto dinero", explica otro alumno. Además, aseguran que les pidieron a los responsables del centro de formación aeronáutica que les devolvieran el dinero pero "se negaron".

"Varias personas decidieron abandonar sus trabajos para meterse en estos cursos. Y se quedaron sin trabajo y sin nada", señalan. Muchos tuvieron que pedir préstamos a los bancos para poder hacer frente a los altos costes de estos cursos que por aquel entonces en toda la isla sólo los impartía este centro.