La falta de nichos en el cementerio de San Lázaro ha obligado a más de 60 familias en lo que va de año a enterrar a sus muertos en la tierra. Las últimas sepulturas en tierra se produjeron el pasado mes de agosto, según asegura una portavoz de la empresa Canaricem, concesionaria de los cementerios municipales, que asegura que hace unas semanas se iniciaron por fin las obras para construir 120 nuevos nichos y acabar con la carencia de este tipo de enterramientos. El pasado viernes sólo había disponibles un total de 30 nichos y desde Canaricem reconocieron que el problema puede volver a producirse en "cualquier momento", en caso de que se produzca una avalancha de fallecimientos, como ha ocurrido a lo largo de este año. De hecho, el cementerio ha excavado varios agujeros en tierra, para tener una decena de tumbas preparadas por si es necesario.

En cualquier caso, tanto desde la empresa Canaricem como desde la Concejalía de Salud Pública y Cementerios, que dirige Mimi González, aseguran que las obras de los nuevos nichos estarán terminados en el plazo de un mes. La concesionaria ha accedido finalmente a construir los nichos, tras negarse a ello durante más de tres años, después de los graves conflictos que causó este asunto con el anterior gobierno municipal. El Ayuntamiento le precintó 280 nichos casi terminados, porque los construyó en una zona verde no autorizada para ello y los dos ex concejales de Cementerios, Nardy Barrios y Benito Cabrera instaron a Canaricem en reiteradas ocasiones a resolver de una vez el problema. El pasado mes de abril se le dio un ultimátum.

Nuevos nichos

Desde hace unas semanas, las nuevas sepulturas se están construyendo en el sector U, el lugar autorizado para ello. De momento, sólo está prevista una primera fase con 120 sepulturas, una cifra que según la concesionaria cubrirá las necesidades de nueve meses.

Los últimos enterramientos en tierra se produjeron entre el pasado 15 de julio y el 10 de agosto. En total fueron 19 los fallecidos enterrados en las tumbas tradicionales, pero dos de ellos fueron a solicitud de las familias. El resto tuvieron que quedarse en tierra por falta de nichos, con gran disgusto de los familiares.

Según las funerarias consultadas, el problema se ha producido al menos en tres ocasiones en lo que va de año.

Desde la Concejalía de Cementerios aseguraron: "El último enterramiento en tierra se produjo el 10 de agosto y desde entonces no hemos vuelto a tener ningún problema".

La otra fuente de conflictos entre el concesionario y el anterior gobierno fue el desalojo de los nichos supuestamente abandonados. La empresa gestora quiso desalojar un total de 535 nichos, a lo que se negó el Ayuntamiento, argumentando que no se había acreditado que los enterramientos estuvieran realmente abandonados como aseguraba el concesionario. El propio dueño de la empresa, Javier Chico de Guzmán, llegó a acusar al Gobierno local de "obstruccionismo" a su gestión y anunció que no pensaba construir los 2.800 nichos que están establecidos en el pliego de la concesión, con el argumento de que esta ciudad no va a necesitar "nunca" dicha cantidad, con el auge de las incineraciones. El conflicto se inició en 2007, con la suspensión de la tasa de mantenimiento.