Los médicos forenses que realizaron la autopsia de Maximina del Rosario Rodríguez aseguran que su exmarido, Francisco Romero Henríquez, le clavó por la espalda el cuchillo "hasta el mango, los cuarenta centímetros que mide la hoja", en el transcurso de las diversas puñaladas que acabaron con su vida en el aparcamiento del centro comercial Carrefour de Hoya de la Plata en junio de 2009. El ataque mortal ocurrió en cuestión de segundos y fue "rápido, sorpresivo y de gran violencia", expusieron ante el jurado en la tercera jornada del juicio que tiene lugar en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Con su testimonio certificaron la tesis de que ella se encontraba de espaldas al agresor cuando comenzó el apuñalamiento. En total, contaron nueve heridas. La primera "penetró los 40 centímetros que mide la hoja del cuchillo", pero no lesionó ninguna víscera. La segunda, acto seguido, se incrustó en la columna vertebral donde dejó una muesca en una vértebra.

Los primeros daños no afectaron a ningún órgano vital y la víctima pudo girarse mientras el asesino trataba de cortarle el cuello. "La herida de degolladura de 19 centímetros fue bastante superficial porque ella se estaba girando para defenderse", aseguraron, pero el ataque que se produjo a continuación, "dirigido a zonas básicas con la intención de matar", hizo imposible la supervivencia de la mujer agredida.

Maximina, ya de frente a su agresor se cubrió con el brazo izquierdo y recibió otros dos cortes: uno en el antebrazo y otro en el dedo meñique. El agresor venció su resistencia y de otra puñalada "le destrozó la arteria pulmonar" y perforó el corazón. Allí, se clavó "en la pared anterior del ventrículo izquierdo afectando a la arteria coronaria", resumieron los forenses.

El brutal ataque provocó "lesiones mortales de necesidad", concluyeron, hasta el punto de afirmar que "la hemorragia no la habría podido parar ni un médico porque provocó la destrucción de un órgano esencial para la vida, el corazón".

Las pruebas realizadas por los médicos forenses que se encargaron de examinar si el acusado sufría algún tipo de enfermedad mental resultaron negativas. "No tiene ningún trastorno mental que afecte a sus capacidades volitivas y cognitivas", aseguraron durante su intervención. La supuesta amnesia que el presunto asesino siempre dijo sufrir el día de los hechos, fue catalogada como "simulada", por los miembros del Instituto de Medicina Legal y "psicógena transitoria", por su psiquiatra. Sí sufre, sin embargo, un trastorno depresivo recurrente, pero que no le impidió ser plenamente consciente de lo que hacía.