"Queremos mantener viva la memoria de Jaime Llinares". Estas son las palabras que José Cabrera Tadeo, presidente de la Orden del Cachorro Canario de Gran Canaria, dedicó a quien fuera cabeza visible de la institución. La entidad canaria homenajeó ayer al psicólogo clínico Jaime Llinares, fallecido el pasado mes de noviembre, en un acto que tuvo lugar en un caluroso ambiente en la plaza de Santo Domingo, en Vegueta. Con esta estampa, se le otorgó el Título Póstumo del Cachorro de Honor, segundo, después de Sergio Correa, que se concede a un socio. Asistió un numeroso público, entre el que se encontraban varios representantes políticos.

Llinares fue presidente de la Asociación de la Orden del Cachorro Canario en dos etapas diferenciadas: una primera entre 1999 y 2001, y una segunda entre 2001 y 2007. En el momento de su muerte ostentaba el cargo de presidente nacional de la Orden del Cachorro Canario. Dejó huella en esta organización, ya que promovió "el Congreso de Progreso e Identidad Canaria", detalló Cabrera Tadeo. En estos encuentros, celebrados en 2000 y 2010, se propulsaba la defensa y el cuidado de las costumbres autóctonas.

Jaime Llinares "era una magnífica persona, la convivencia con él era muy buena y era suave en sus reflexiones", apunta el actual presidente de la Orden, organismo que remonta sus inicios a 1991. Por toda su labor, desempeño y esfuerzo, se ha querido festejar en un homenaje público desde el casco antiguo de la ciudad y frente a la sede de la asociación. "Era un hombre del pueblo, honesto y en su carrera de psicólogo ayudaba a la gente de los barrios", sostuvo Dolores Rivera, delegada de acción cultural de la Orden del Cachorro.

Al acto no pudo faltar la mujer de Jaime Llinares, Lidia Farray Cuevas, quien se encargó de hacer una semblanza de su difunto marido. En su discurso, definió a Llinares como un hombre "grande, sabio y santo". Leyó una carta que él mismo había escrito a sus nietos el 1 de enero de 2010 y que publicó en su blog. En esta misiva les lanzaba consejos en base a la experiencia que le había reportado la vida. Esta cariñosa intervención de Farray provocó que los presentes, muchos de los cuales lucieron cachorros canarios, se emocionaran con el transcurrir de las realistas palabras que un abuelo dedicaba a sus descendientes, para quienes quería lo mejor.

El alcalde de la ciudad, Juan José Cardona, también dedicó unos minutos para recordar al homenajeado, de quien resaltó su lucha por la canariedad. El regidor aprovechó para mostrar su adhesión al objetivo de la asociación en cuanto a la defensa del patrimonio cultural. Por su parte, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, apuntó que "acercarse a Jaime Llinares es acercarse a nuestra identidad". Igualmente, precisó que son necesarias más personas como él, que luchen por la tierra a pesar de las adversidades.

Mientras, Humberto Trujillo Ramírez, vicepresidente primero de la Orden del Cachorro Canario, acentuó el amor y la defensa que el honrado sentía y demostraba hacia su familia, amigos, costumbres regionales y todo aquello que le rodeada en su vida profesional.

Entre el resto de autoridades, se encontraban el concejal del Distrito, Christian Santana, y el subdelegado del Gobierno en la provincia de Las Palmas, Luis Molina.

La música fue un factor clave en la velada, ya que, como señaló el vigente representante de la organización, Jaime sentía mucho cariño por este arte. Siguiendo esta línea, Los Sancochos, Los que no Escarmientan y el grupo formado por Margot García, Juan Santana y Juan González Valerón pusieron la nota musical a la cita.

Jaime Miguel Llinares Llabrés nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1942 y falleció en noviembre de 2012 cuando tenía 70 años. Era especialista en Psicología Clínica, licenciado en Ciencias de la Educación y en Teología Moral, así como diplomado en Filosofía Pura y en Lengua y Literatura. Estuvo siempre comprometido con la idiosincrasia canaria.

Quienes lo conocieron, lo definen como una persona altruista y amante de la música. De hecho, se distinguía por tocar el timple, la guitarra, el piano y el acordeón. Su prestigio como profesional y sus valores como persona le hicieron ganarse el respeto de los más cercanos y se caracterizó por ser un hombre amable, serio y comprometido con quienes requerían de su ayuda.

En política, formó parte del equipo que creó Convergencia Canaria y fue uno de los promotores de la formación Aigranc.