El Groch Fock no tuvo demasiada fortuna en los días inmediatos a su llegada a Gran Canaria. Se tropezó con un temporal que, sin embargo, no evitó que atracase ayer en el Arsenal de la capital grancanaria, con la teniente y oficial de navegación Eleonora Mutscher al timón. A bordo arribaron unos cien cadetes que completaban así su primer destino en la marina germana, después de un viaje que les ha llevado a tocar puertos en España, Francia, el norte de España y Portugal, hasta llegar a la Base Naval. Su reemplazo, otros tantos nuevos marinos, entrará en servicio pasada la Navidad.

"Éste es un lugar estupendo, que muchos de los cadetes aprovechan para pasar sus vacaciones", apunta Helge Risch, el capitán del buque escuela alemán. En efecto, los jóvenes tripulantes, la mayoría de ellos de edades comprendidas entre los 19 y los 21 años, se quedan en Gran Canaria. Incluso hay familias que se desplazan hasta la Isla para arropar a los suyos, en unas vacaciones de invierno que sirven de premio a su estreno en la Armada germana.

Eso sí, a bordo del Gorch Fock deben permanecer siempre 50 efectivos. Un contingente que da cuenta de una misión que apenas ha llegado a su ecuador. El navío partirá el 23 hacia Santa Cruz de Tenerife, para poner rumbo luego a Kiel, en Alemania, su puerto natal. Entre medias, hará escalas en los puertos portugueses de Portimao y Porto, Cork (Irlanda) y Sta- vanger (Noruega). Los cadetes están acompañados por una tripulación de 125 efectivos, con los que completan su formación.

Durante su estancia en Las Palmas de Gran Canaria los más jóvenes serán instruidos en técnicas de navegación a vela. El buque escuela de la Armada Alemana realizará durante su estancia en Canarias jornadas de puertas abiertas todos los domingos, en horario de 14.00 a 17.00 horas. Además, se llevarán a cabo intercambios de cadetes con la Armada española. El capitán Risch destacó ayer, de hecho, las "buenas relaciones" entre ambas instituciones.

El Gorch Fock ya ha estado en nueve ocasiones en la capital grancanaria, y otras diez en Tenerife. Las condiciones meteorológicas de las que suele disfrutar el Archipiélago durante esta época del año han hecho del Arsenal una escala ya habitual para la embarcación en la que se forman las nuevas hornadas de guardamarinas alemanes. Aunque ayer su mascarón de proa, una estupenda gaviota metálica con acabados dorados, oscilase más de la cuenta en el amarradero. La resaca del temporal agitó la llegada del barco escuela, sin que por ello los jóvenes estudiantes perdieran el ánimo para disfrutar de sus merecidos días libres.