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Gofio y arroz para una nueva vida

Un total de 58 familias reciben la llave de una vivienda de alquiler social en el barrio de Jinámar

Gofio y arroz para una nueva vida

Nada más escuchar su nombre, las lágrimas empiezan a recorrer las mejillas de Concepción Caraballo Bautista. Emocionada, sale del aún abarrotado garaje entre aplausos y felicitaciones que, en pocos segundos, se empiezan a oír a lo lejos. En las manos lleva el sobre blanco que le acaban de entregar. Lo agarra fuerte y lo abre con diligencia para palpar el ansiado contenido, para coger las que serán las llaves de una nueva vida junto a los suyos. Y, desde luego, no le van a faltar vecinos con los que poder compartir los buenos momentos venideros porque, al igual que ella, otras 57 familias recibieron ayer una vivienda de alquiler social -subvencionado por el Gobierno de Canarias- en el barrio de Jinámar.

A Caraballo le acompañan su marido Rafael Pardo Rivero y otros familiares, si bien su pensamiento, al abrir la puerta, es para su hijo de 18 años. "Está en San Juan de Dios desde los cuatro años porque donde vivimos ahora no hay espacio ni reúne buenas condiciones para él". Pero eso ya no será un problema porque se les ha entregado una de las tres viviendas adaptadas que hay en esta promoción.

"Mira el baño, está muy bien para mí y para mi niño", comentó feliz quien hasta la fecha comparte el techo heredado de su madre con sus hermanos. "¡Ay, yo ya estoy deseando venirme aquí y traerme a mi niño!", apostilló con alguna que otra lágrima en la cara. Aún le queda mucho por preparar antes de mudarse a su nueva casa, pero para entrar con buen pie ya ha dejado un paquete de gofio y otro de arroz "porque dicen que eso da suerte".

En el mismo bloque de pisos, María del Carmen Montero Barrera celebra junto a su hija Corina del Carmen Medina, su hermana Fátima y sus sobrinas Fátima Atasara Medina y Melody Sánchez el que también será el comienzo de una nueva etapa. "Ha sido una gran sorpresa, porque lo solicité hace muchos años, así que al abrir la puerta he llorado de emoción porque yo nunca he tenido una vivienda propia, siempre he vivido con mis padres", contó en el interior de la casa que, según confesó, no se esperaba "tan grande". Ahora queda una mudanza y, cómo no, la inauguración que también planea esta vigilante de seguridad en paro y madre de dos hijas, con quienes se trasladará al piso de tres habitaciones.

No obstante, no será hasta el noviembre cuando comiencen a contar los contratos de arrendamiento, según explicó ayer José Gregorio Pérez, director del Instituto Canario de la Vivienda, "para evitar que en los meses de mudanza estas familias tengan que afrontar el gasto de dos hogares". Asimismo, Isabel Mena, viceconsejera de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, informó de que el alquiler social que abonarán los adjudicatarios de las 58 viviendas de Jinámar será de 3,6 euros. "Y nunca van a pagar más del 12% de su renta, con lo cual el alquiler puede aumentar con un escaso margen", apuntó Mena, acompañada por el alcalde capitalino, Augusto Hidalgo.

Durante su intervención, la viceconsejera regional se disculpó por el retraso que ha habido en la entrega de las nuevas casas que conforman el residencial Las Sabinas, motivado por problemas con el suministro de luz y agua. Pero es que además, hace tres años que se terminaron las obras de los tres bloques de pisos que, hasta ahora, han estado sin moradores. La socialista también explicó que las viviendas se les han entregado a personas con ingresos anuales brutos inferiores a 11.000 euros, mayoritariamente a mujeres con hijos a su cargo.

Al igual que el de María del Carmen García Marrero, también es el caso de Shaila González, de 30 años y madre de un niño de seis. Ella también se emancipa por primera vez del hogar familiar, que está en La Isleta. "Me da un poco de pena, pero a mi madre no", soltó entre risas. Es cierto, a su progenitora, Carmen Albi no le da angustia que su vástago abandone el nido en el que actualmente moran seis personas y, como dice su marido, Manolo González, tienen "doble cero de intimidad". Que no es que quieran que su hija se vaya de casa, eso tampoco, "pero así vamos a estar un poco más desahogados, además yo estoy muy feliz por ella, porque yo fue solicitante durante 20 años de viviendas porque no podíamos pagar una y mira, se la acaban de dar a mi hija", matizó Albi.

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