Los jardines, es un decir, que separan la autovía marítima del hospital Insular se han convertido en un estercolero, donde crecen las colillas, latas, vasos y todo tipo de basura, incluidos los restos de las últimas obras que se hicieron en el recinto hospitalario. La entrada al recinto está repleta de carteles que recuerdan a usuarios, pacientes y trabajadores que se encuentran en una zona libre de humo, en la que no se puede fumar, pero una simple ojeada permite ver a multitud de personas fumando. Muchos de ellos, a juzgar por los restos de cigarros apagados que pueblan el recinto, tampoco se cortan a la hora de tirar las colillas al suelo, pretiles y parterres. Cualquier lugar sirve y hasta un murete se convierte en cenicero improvisado. La consecuencia de la gente que tira basura sin tino y el abandono de la limpieza de la zona por parte de los organismos responsables es una entrada hospitalaria convertida en un basurero.
Desde el hospital Universitario Insular de Canarias aseguran que los jardines abandonados pertenecen al Ayuntamiento. Añade una portavoz del centro que ya se le ha pedido al consistorio que actúe en la zona, pero desde el Ayuntamiento afirman que los operarios de parques y jardines nunca han intervenido en el lugar porque se trata de una "zona hospitalaria".
En cuanto al incumplimiento de la prohibición de fumar dentro del recinto hospitalario, incluidos los accesos y toda la zona que rodea la entrada al Insular, aseguran las fuentes que lo único que pueden hacer es informar de que se trata de una zona que debe estar libre de humos porque así lo establece la ley.
Los usuarios y trabajadores se quejan del pésimo estado de los jardines, aunque reconocen que los máximos responsables son los "guarros" que tiran colillas y basura a los jardines y a cualquier lado, pese a que en la zona libre de humos hay papeleras. Cualquier parterre aparece plagado de colillas, incluidos los que limpia el hospital y en cuanto a las papeleras, un taxista asegura que ha visto arder unas cuantas. "Tampoco cuesta tanto coger una lata para tirar la colilla, como hace la gente en la playa. Esto es una vergüenza y más en la entrada del hospital", exclama Esther, otra taxista.
"Todo el mundo viene a fumar aquí y tiran las colillas. Hay veces que hasta las papeleras arden. Esto es una guarrada, hombre, y más en un hospital. No sólo son colillas, aquí tiran botellas, vasos y todo tipo de basura. Es que tiran hasta las cajas de los cigarros. El otro día dejaron una bolsa de ropa", comentan Sergio y Miguel, dos taxistas, cuya parada está situada justo al lado del jardín basurero.
Vergüenza
Una auxiliar del hospital, que prefiere permanecer en el anonimato, reconoce que es "una vergüenza que se fume en los accesos al hospital. Yo soy fumadora, he intentado dejarlo desde hace tiempo, pero no puedo. Yo me escondo, donde no me vean, pero no tiro las colillas al suelo. Apago el cigarro y lo tiro luego a una papelera. Hasta los propios enfermos bajan a fumar. Me parece vergonzoso que se vea a gente uniformada", con la ropa del personal sanitario, "fumando".
Otra trabajadora agrega que si los parterres estuvieran más limpios, la gente se cortaría a la hora de tirar. "Vale que la gente es muy sucia, pero tampoco se limpia", indica.
"Esto está lleno de ratas. Si vienes a las siete, las verás correr por aquí. Aquí hay gente que viene a hacer sus necesidades. Familiares de gente que está en Urgencias prefieren venir aquí, porque los servicios de limpieza están bajo mínimos y los baños a ciertas horas de la noche no hay quien los use", señala un auxiliar mientras apura su cigarro, escondido para que no le vea la gente. El trabajador se queja de la criminalización que sufren los fumadores en este país. "¿Por qué tienen que obligar al paciente a dejar de fumar?", se pregunta.
Una usuaria sugiere colocar, en lugar de papeleras que terminan quemadas, una gran cenicero de arena, que se limpie con frecuencia. "La mierda atrae la mierda", concluye esta mujer que estuvo hace unos días con un familiar y ayer volvió y seguía la "misma basura". "Parece que estamos en un país tercermundista", se quejaba.
A la basura que tiran los usuarios se une la que dejan las empresas. En el extremo norte del os jardines, justo por la entrada a Urgencias, han sido abandonados lo que parecen los restos de un gran colector, varias planchas y una valla que, se supone, fue colocada para impedir que la gente se cayera en el lugar, por la irregularidades del terreno.
