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La familia Miller hace una donación para rehabilitar la iglesia anglicana

Un biznieto del fundador del templo envía mil libras desde Inglaterra para rehabilitar el techo - Las goteras están arruinando el interior

William Miller.

El empresario británico James Miller (1839-1915) impulsó la construcción de la iglesia anglicana La Sagrada Trinidad, en Ciudad Jardín. Desde entonces han pasado 129 años y el templo, que se levantó con la ayuda económica de los británicos residentes en la capital grancanaria, continúa en pie, pero los estragos del paso del tiempo han deteriorado su estructura, razón por la que los miembros de la comunidad británica, entre ellos Betty Burgess y David Bramwell, se han movilizado para recaudar fondos y conseguir rehabilitar el edificio, declarado en 2005 Bien de Interés Cultural. Willian Miller, biznieto de James Miller, ha respondido a la llamada y ha donado mil libras para ayudar a la reparación de la iglesia, cuyo problema más urgente es el arreglo del techo para evitar que las goteras terminen de estropear las maderas del interior del templo.

William Miller, que ha realizado una colecta a través del boletín informativo Forward, la revista de historia de la familia Miller, nació cerca de Londres, pero asegura que conoce "muy bien" la ciudad en la que su familia se instaló en el siglo XIX, por las historias que le contó su padre, Basil, nacido en Las Palmas, que fue oficial de inteligencia de la Marina británica durante la II Guerra Mundial. "Mi abuelo Gerald Miller tenía una gran casa en la calle Doctor García Castrillo,29, en la que pasábamos las vacaciones de verano entre los años 1959 y 1980. Hicimos amigos universitarios y alquilamos un coche, con el que exploramos la Isla", explica por correo electrónico el biznieto de James, consultor medioambiental especializado en contaminación del aire, ya jubilado.

William se muestra "encantado" de colaborar en la rehabilitación de un edificio al que su bisabuelo ayudó a construir . "Estoy muy satisfecho de que hallamos sido capaces de ayudar a Betty Burgess y Miguel de Luis en la iglesia y a Nick Wraight en la Diócesis de Europa en Londres", explica.

Burgess, vicepresidenta del Club Inglés, que ha organizado en los últimos años varios mercadillos para recaudar fondos, aclara que la Comisión Insular de Patrimonio ya ha dado permiso para arreglar el tejado del techo, la primera fase de una rehabilitación más amplia que se abordará en un futuro, cuyo coste se calcula en 250.000 euros. La primera fase, informa Bramwell, está pendiente de unos detalles técnicos, para pedir la licencia al Ayuntamiento. El templo cumple el próximo año su 125 aniversario. "El número de miembros de la comunidad británica va disminuyendo y además no es como antes, que todos los ingleses que estaban eran ricos", bromea Burgess, que se muestra agradecida por la generosidad de la familia Miller, en cuya consignataria trabajó durante años. Burgess explica que la fundación de la iglesia se planteó a finales del siglo XIX, porque el "número de británicos comenzó a crecer de forma notable y necesitaban un lugar para casarse, bautizar a sus hijos y el culto. A veces, aprovechaban para casarse cuando llegaba un barco con un pastor a bordo". Así que, como buenos ingleses, crearon un comité para levantar la iglesia. El proyecto comenzó a andar en 1887 con la visita del obispo anglicano de Sierra Leona, Ernest Graham. Se inició una colecta para el templo y también para el cementerio británico. El solar de 2.190 metros cuadrados fue comprado en 1891 a la compañía Elder Dempster and Co. por 2.700 pesetas, un precio que fue considerado como "razonable" por los compradores. El proyecto de la iglesia se encargó al arquitecto británico residente en Las Palmas, Norman Wright, que diseñó una construcción con tejas y paredes blancas, una típica iglesia británica. Bramwell señala que, de momento, sólo se abordará la reparación de la cubierta, pero recuerda que es necesario efectuar una reparación más a fondo, pintar las paredes y eliminar todos los cables que rodean el edificio. En la zona de los jardines, explica, hay unos laureles de indias, cuyas raíces pueden afectar al edificio y hay que decidir como se soluciona este problema. "Nos gustaría restaurar la iglesia y dejarla en su estado original, pero esos trabajos costarán un mínimo de 250.000 euros", indica el exdirector del Jardín Canario, que califica como "muy buen gesto" la donación de William Miller, una persona que "siempre se ha interesado por los temas de las Islas". Fue el tatarabuelo de William, Thomas Miller, el creó en Las Palmas los negocios de importación y exportación.

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