El Centro Cultural Pepe Dámaso acoge hasta el 15 de julio la exposición Carmen, una mirada en La Isleta del pintor isletero Moisés de Magdala. El artista se atreve con 12 obras que representan "cómo el barrio decora las calles y decora a la Virgen".
Según los organizadores de la muestra, se lleva trabajando en ella "desde febrero para intentar encontrarle hueco durante las fiestas". Sobre todo, en un año en el que presumen, satisfechos, de que la Ciudad haya declarado como suya esta festividad. El pintor admite que su objetivo final era "buscar ese reconocimiento, hacer un llamamiento artístico" para que el Ayuntamieto valorara esta festividad como capitalina. "El pueblo ha hecho arte, y yo puedo devolverle ese arte al pueblo. Esa es mi idea de trabajo", manifiesta con orgullo.
Los cuadros de la muestra son digitales, una técnica nueva que supone "coste cero, aunque lleve un poco más de tiempo ya que cada obra puede tener detras 80 horas de trabajo". Para Moisés lo bueno de este método es que se pueden mezclar "todas las técnicas que hay", desde el óleo a la acuarela. Y asegura que el trazo "es similar al de dibujar en un papel", y que lo que cambia es "el tacto", que se puede sustituir por "el grosor del trazo y el grosor de la línea".
Moisés de Magdala apunta que su deseo era llevar su obra "a la estética pop", quitándole a sus imágenes del Carmen "un poquito lo de ser vírgenes", lo cual le llevaría a alejarse de la imaginería clásica.
El artista isletero buscó imprimir "la forma de ver el arte que hay en el barrio", de tal manera que el resultado es un "homenaje" que hace al barrio que le vio nacer. "Es ayuda colectiva porque quienes me han animado han sido los vecinos", explica. A su vez, revela que ha querido "mantener las joyas y flores que le ponían y la forma de vestirla".
Las imágenes se podrán contemplar en el Pepe Dámaso hasta el viernes, 15 de julio, ya que el sábado 16 serán entregadas en la Iglesia del Carmen como donativo. "Las cederé a la iglesia para que hagan merchandising con ellas", apunta con ilusión, ya que, según dice, "una cosa buena que tiene este arte es que se pueden tener copias digitales" de manera sencilla. El pintor ha querido agradecer la ayuda prestada por la parroquia, el Ayuntamiento, el Centro Cultural Pepe Dámaso, y Rubén Galván, decorador del espacio donde se muestran las obras.
