Los vecinos del risco de San Nicolás podrán volver después de cinco meses a usar a finales de esta semana la escalera mecánica que conecta la Avenida Primero de Mayo y la Calle Domingo Guerra del Río. La rehabilitación de esta estructura, que pasa más tiempo estropeada por los actos vandálicos que activa, supone restar doce metros de desnivel, con una pendiente del 41,5%, al recorrido diario de los habitantes del risco.
Pedro Domínguez y Julia Abreu, madre e hijo, viven en la parte más alta del risco de San Nicolás, en la parte trasera del Hospital Militar. Julia ve con buenos ojos esta reparación ya que "da un respiro para lo que viene después", pero considera que la escalera sigue siendo insuficiente para los habitantes de este barrio. Su hijo critica que las dificultades de acceso lo que propician es una sensación de aislamiento a los habitantes del risco a pesar de encontrarse en el centro de la ciudad. "Rompen nuestras escaleras y les da igual el daño que están haciendo", reprocha Pedro,
Esta reparación supone un gasto de 4.000 euros y es la segunda realizada en lo que va de año. La escalera fue arreglada ya en febrero pasado pero tan solo dos días más tarde ya estaba inoperativa debido a actos vandálicos. Desde el Ayuntamiento capitalino señalan que esta infraestructura lleva desde su inauguración en marzo de 2011 recibiendo continuos ataques que han implicado reiterados desembolsos por parte del Consistorio. El robo de su cableado ha sido uno de los problemas, pero los mecánicos han hallado incluso tachas en los peldaños, con la clara intención de dañar la estructura.
Omar Pulido, vecino del Risco, señala que estas escaleras no cumplen su función social ya que "han pasado tanto tiempo sin funcionar que están más de decoración que para solucionar los problemas de accesibilidad." Considera que el risco lleva demasiado tiempo descuidado, lo que perjudica especialmente a las personas mayores.
Esta escalera formó parte de un plan de accesibilidad a los barrios de los riscos de la capital llevado a cabo en 2011 por el equipo del entonces alcalde Jerónimo Saavedra. El proyecto supuso un gasto de 1,6 millones de euros procedentes del segundo Plan Zapatero e incluyó la construcción de estructuras, escaleras o ascensores, en los barrios de Lomo Verdejo, San Antonio, San José, San Nicolás y San Juan.
