Convertir la Casa del Niño en el gran centro sociocultural del Cono Sur, en torno al que se aglutinen la actividad cultural y las acciones y servicios sociales dirigidas a combatir la desestructuración y la marginalidad que sufren los 17 barrios de la zona, en la que viven 50.000 personas. Ese es el objetivo de la plataforma vecinal que lleva trabajando desde hace más de dos años en la recuperación del emblemático edificio de 20.000 metros cuadrados, que fue diseñado en 1939 por Miguel Martín-Fernández de la Torre para albergar una residencia de menores en situación de desamparo y al que el Cabildo acaba de reconocer la mayor protección, al nombrarlo Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, un expediente que se culmina por fin después de haberse iniciado en 1995.
Los vecinos respiran aliviados con la catalogación, pues consideran que blinda el carácter público del macroedificio y lo alejan de posibles usos futuros en negocios relacionados con la sanidad privada. "Dejas deteriorar el edificio, lo declaras en ruina y aunque esté catalogado, lo echas abajo". Ese era el riesgo que corría el edificio, advierte el arquitecto y miembro de la plataforma vecinal Carmelo Suárez, debido al abandono que ha sufrido el centro por parte de sus propietarios, entre ellos el Gobierno canario, la Subdelagación del Gobierno, el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de la capital grancanaria. Todos ello son patronos de la fundación Casa del Niño, junto al Obispado, la Falange y la Sección Femenina, entidades estas dos últimas que han pasado a mejor vida. Pese al desamparo y ataques que ha sufrido desde que se cerró hace 26 años, el inmueble ha escapado milagrosamente a la ruina y aunque está muy deteriorado, su estructura permanece indemne. "Tiene una tipología perfecta para lo que nosotros queremos", resalta Suárez. "Tiene un salón de actos estupendo y lo queremos utilizar como teatro para el Cono Sur, para actividades culturales, sociales, políticas, etc. No hay un salón de actos en todo el Cono Sur, salvo el de Tres Palmas, y también queremos instalar aquí una biblioteca para que los vecinos no tenga que desplazarse a la de la plaza de Las Ranas", añade. Hay espacio de sobra para locales sociales, equipamientos sociales, un comedor popular, una casa de la juventud, un centro de la mujer, actividades folclóricas o una escuela infantil.
El también líder del Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC) explica que la Casa del Niño juega un papel importantísimo en la propuesta de la plataforma de convertir el paseo de San José, desde Vegueta a Hoya de la Plata, en el gran eje que vertebre los barrios del Cono Sur. "Queremos que se convierta en la calle Triana del Cono Sur y queremos que ese eje urbano resuelva todos los problemas de conectividad y de equipamiento", señala Suárez, que calcula que la rehabilitación costará un mínimo de 10 millones de euros, pero se puede hacer poco a poco. "Es un edificio horizontal. Empezaríamos por la parte de lo más colectivo, por ese saló de actos, por ese comedor popular y los servicios sociales de mayor urgencia y mayor impacto colectivo. La prioridad es un comedor popular, porque la situación de una parte de la población es terrible. Y eso se puede hacer con 100.000 euros. Y después se puede ir equipando poco a poco, durante 10 años".
A su juicio, se puede financiar con la sanción que se debe imponer a los propietarios del edificio por el abandono en que han mantenido un bien protegido y que debe ir dirigida al presidente del patronato, la Subdelegación del Gobierno. La colectivo quiere que el inmueble pase a manos del Ayuntamiento, con el que se muestra muy crítico, tanto por hacer oídos sordos a la denuncia-propuesta que presentaron en agosto de 2015, como por dejar caducar el expediente de disciplina urbanística que se abrió en 2014, por los daños que se han causado al edificio, pese a estar catalogado en el Plan General.
El colectivo denuncia la "desidia" del Ayuntamiento y califica de "deliticiva" la actuación del Cabildo de Gran Canaria, durante el anterior mandato, cuando era presidente José Miguel Bravo de Laguna, que "encargó a una empresa de demoliciones arrancar toda la carpintería metálica de un edificio protegido y tirarla en el vertedero. Esa fue la solución que se le ocurrió para evitar que la gente se las llevara para venderlas en la chatarra, aprovechándose del abandono en el que estaba el edificio. "Eso es un delito contra el patrimonio histórico", denuncia Carmelo Suárez.
El colectivo pretende que se inicie el expediente de extinción de la Fundación Casa del Niño, porque "desde 1939 hasta hoy no ha presentado ningún balance económico, no ha existido actividad y no ha cumplido con nada de lo establecido en la ley. Además, ha desaparecido el objeto social de su constitución, que era el cuidado de la infancia. Las fundaciones se extinguen cuando desaparece el objeto social fundacional". La plataforma -de la que forman parte asociaciones vecinales, colectivos de mujeres, juveniles y deportivos, entre otros- ya ha presentado un escrito en el registro de fundaciones del Gobierno canario pidiendo la extinción de ese organismo y que el inmueble pase a ser propiedad del Ayuntamiento.
El edificio es un magnífico exponente de arquitectura racionalista y está formado por dos pabellones principales de planta rectangular, que albergaban dormitorios y aulas. Se añade un edificio de enfermería y dos volúmenes extremos, donde se sitúan el comedor y el salón de actos.
