La Provincia - Diario de Las Palmas

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Feria La Latina Artesanía, gastronomía y música

Sudamérica se adentra en el Miller

La trasera del parque de Santa Catalina acoge la Primera Feria Cultural La Latina

Si alguien quiere probar el auténtico sabor del café de Colombia, tomarse un verdadero mate argentino o uruguayo o conseguir lo indispensable para elaborar un plato peruano o ecuatoriano tan solo tiene que pasar por el edificio Miller entre hoy y mañana. Y es que en su interior olores, colores y sabores de Sudamérica se fusionan con la artesanía de sus gentes para llegar a los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria a través de la primera Feria La Latina que se celebra este fin de semana. Un evento de carácter familiar que busca el hermanamiento cultural y en el que también estarán presentes la moda, la danza y la música.

El movimiento en las traseras del parque Santa Catalina comienza a notarse poco a poco a medida que avanza la tarde. Fuera del inmueble que acoge la muestra enseguida empiezan a oírse las primeras notas musicales que, aunque de entrada no congregan masas, sí contribuyen a animar el espacio que cuenta con varios puestos y un food truck cuyas cartas albergan nombres típicos de tapas y bebidas de los distintos países latinoamericanos.

"Guantanamera, guajira, guantanamera", se escucha de fondo dentro del Miller. Este es tan solo uno de los títulos que algunos tararean mientras pasean entre la quincena de puestos en los que se exponen artículos de los más variopintos como son las figuras de orgonita que crea Fernando Márquez a base de resina, viruta de metal y cristal de cuarzo. El argentino, que lleva afincado en Canarias más de tres décadas, crea a mano objetos decorativos o colgantes capaces de neutralizar la contaminación electromagnética que pueden provocar los elementos electrónicos. "Un descubrimiento científico" al que llegó por casualidad después de que su hermana le regalase hace unos años una pieza que colocó cerca de la cama. "Noté que dormía mucho mejor", asegura. Así que después de la experiencia se puso a investigar sobre las propiedades hasta hallar la manera de elaborarlas por sí mismo en Youtube.

Algo más de tiempo, prácticamente toda su vida, lleva Antonio Quintero en el mundo de la artesanía. Paisano de Márquez, hace dos años que llegó a la Isla donde trajo consigo Wayra-Wasy (que significa aire y casa en idioma quechua), la marca bajo la que crea bisutería a base de macramé o alambre de alpaca que trabaja y da forma antes de engarzar piedras naturales traídas países como Perú o México. Unas piezas única, tan originales como llamativas, que conservan el estilo étnico en sus diseños.

María Terefita Corvalán también trae de lejos el material con el que elabora joyas y artículos de decoración. Concretamente desde Nueva Zelanda es desde donde llegan las conchas de Paua con las que confecciona desde pendientes a colgantes o preciosas cajas, así como las perlas naturales que ella misma agujerea y engarza a mano en finos y elegantes collares. Fue precisamente su pasión por este tipo de artículos la que le llevó a buscarse una nueva forma de ganarse la vida para mantener a sus cinco hijos con los que llegó también desde Argentina hace ya 30 años.

Las joyas o los elementos de decoración no son los únicos que abundan en la Feria La Latina en la que también se pueden encontrar coloridas prendas de ropa para los más mayores, y delicadas indumentarias pintadas a mano para los más pequeños. Asimismo hay productos de belleza elaborados a base de aloe vera, miniaturas, juguetes, o complementos que van desde los zapatos y bolsos hasta los abanicos y pañuelos. Todo ello con un sello manufacturero que también está presente en la gastronomía. Ya que en la muestra también se puede disfrutar de los sabores de las distintas mermeladas caseras, así como de productos que no es frecuente encontrar en los supermercados canarios pero sí en los de Latinoamérica.

Esto último es gracias a Punto Latino, una tienda que abrió el colombiano Leonel Clavijo en 2005 en el número 80 de la calle Fernando de La Torre con el objetivo de dotar a la ciudad con un rincón en el que los extranjeros recién llegados pudiesen encontrar sabores conocidos. De ahí que en sus estanterías puedan encontrar cosas tan específicas como el Milo, "el Cola Cao colombiano", la avena para el desayuno o los refrescos de la marca Goya con sabores tan exóticos como el maracuyá o la guanábana. También los hay de Frescolita, llegados desde Venezuela, además de contar con otros alimentos como son la panela, para endulzar de la manera más natural cualquier cosa como por ejemplo el café de Colombia que también venden. Además cuentan con mate, salsas para acompañar platos peruanos, latas de conserva ecuatoriana con contenidos tan peculiares como atún con quinoa o bocadillos de leña (conserva de guayaba envuelta en hoja de plátano). Un placer para el paladar de todo aquel que quiera innovar con algo distinto.

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