La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Carlos Rodríguez

"Hemos diversificado nuestra actividad para sortear los baches"

"Conozco las entrañas de mi barco porque lo he hecho yo, cuando se queja sé por qué lo hace", asegura el fundador de Rodritol

Carlos Rodríguez, en el Muelle Deportivo. TONY HERNÁNDEZ

Su llegada a Canarias tuvo que ver con la electricidad. ¿Era un mundo que llamaba la atención desde pequeño?

Sí. Al lado de donde vivían mis padres había una empresa de reparación de máquinas eléctricas y ver aquellas grandes máquinas me llamaba la atención. De ahí me vino mi inquietud.

¿Cuál fue su formación?

Estudié en la Universidad Laboral, hice oposiciones y entré en Obras Públicas. Estaba en el departamento de inspección de maquinaria eléctrica y a raíz de eso mi jefe, Ramón Ruiz Zorrilla, me destinó aquí para hacer el montaje de la central eléctrica de Arguineguín que formaba parte del programa Apolo.

¿Cómo le sentó aquello de hacer las maletas y dejar su Asturias natal por Canarias?

Yo estaba muy arraigado, el hecho de que me mandasen aquí con la responsabilidad de llevar el montaje y la dirección de obra de una central eléctrica era muy importante y tenía mis temores y mis dudas.

Pero la vida consiste en emprender una carrera de superación de temores, ¿no?

Sí, por supuesto, pero que te manden a distancia tan grande, sin apoyos y dependiendo de la empresa Dragados y Construcciones y de los americanos era bastante complejo.

¿Cómo fueron aquellos comienzos en la isla trabajando codo con codo con especialistas estadounidenses?

Lo primero que noté era la escasez de material, de medios técnicos. Había que importarlo todo de la Península, aunque a medida que empezó la obra a desarrollarse ya casi todo era material americano. El 60% de mi éxito ha sido trabajar con ellos al principio: aprendí lo que es el concepto de calidad, los procedimientos previos, los procesos de trabajo? En aquella época eso aquí se veía solo de pasada.

Ese proyecto se acabó, pero usted decidió quedarse. ¿Por qué?

Porque en ese lapso que duró la obra surgieron unas averías en Las Palmas de Gran Canaria, en la fábrica de cementos. También me llamaron de la Armada y de Unelco, por la central de Guanarteme. No sé las circunstancias por las cuales contactaron conmigo, supongo que a través de Dragados y Construcciones.

¿De dónde surgió la idea de poner en marcha Rodritol?

En aquel tiempo me sugirieron montar una empresa y la verdad es que yo no me planteaba ser empresario, no estaba en mis proyectos. Me acostaba todas las noches con esa consulta a la almohada, hasta que tomé la decisión de casarme y mi suegro me animó a hacerlo, porque me veía capacitado para montar una empresa, y creé lo que es hoy Rodritol. La verdad es que empecé en una habitación de cuatro por cuatro yo solo en la calle Valencia.

¿Qué recuerdos tiene de aquellos tímidos comienzos en Las Alcaravaneras?

Fueron muy complicados, difíciles, sobre todo por la falta de material. Teníamos muchos problemas para conseguirlo y como consecuencia monté Comercial Rofer. Yo traía mercancía y la tenía almacenada en Rodritol, así que llegar a controlar las existencias de almacenes y los pedidos me obligó a montar la otra empresa. Así para mí ya era mucho más fácil. Empecé con un trabajador solo y hoy en el grupo somos entre 110 y 120 personas.

¿Cómo era el trabajo en el Puerto de La Luz por aquel entonces?

Era mucho más fácil para trabajar. Evidentemente el puerto ahora requiere mucha más tecnología, más experiencia en el mundo de la electrónica, porque ya no es aquella electricidad que se miraba con una lámpara y un tester. Hoy se requiere mucha más instrumentación para trabajar.

El cierre del canal de Suez supuso un antes y un después para Rodritol. ¿Por qué?

Por la desviación de los petroleros. Aquí a raíz de eso llegó una empresa que se llamaba Nico Internacional, una compañía sueca que hacía muchísimas reparaciones en barcos. Nosotros trabajamos muchos para ellos y tuvimos una época impresionante. Montamos una nave nueva de 680 metros en la dársena exterior y cuando llegué allí pensaba que no lo íbamos a llenar nunca en la vida. Al final, en cuestión de 15 años se hizo pequeña.

¿Cómo ha conseguido que el grupo siga creciendo con el paso de las décadas, a pesar de los cambios tecnológicos?

Siempre he pensado que no se pueden tener todos los huevos en la misma cesta. Para sortear los baches que hemos tenido hemos diversificado mucho nuestra actividad. Rodritol tiene varios departamentos: electrónica, frío, cuadros, bobinado eléctrico...

¿Qué significó para la firma añadir a los grandes barcos de la dársena exterior las embarcaciones menores del Muelle Deportivo?

Esto nació como consecuencia de una carencia que existía. Yo he sido náutico toda mi vida y tenía problemas, porque no encontraba repuestos para la reparación de los barcos. A raíz de esa inquietud me planteé montar una empresa para los servicios náuticos aprovechando que mis hijos también lo son. Hemos construido tres barcos: una patrullera de la Autoridad Portuaria, un barco para los prácticos y también mi barco, un velero de 60 pies.

Para alguien con pasión náutica construir su propio barco debe de ser muy gratificante, ¿no?

Por supuesto, es la satisfacción del logro conseguido, de construir ese barco. Es conocerlo de tal manera que cuando se queja yo sé por qué lo hace: conozco sus entrañas porque lo he hecho.

Rodritol no se paró con la creación de Rolnautic en el Muelle Deportivo. ¿En qué proyectos se encuentran embarcados en estos momentos?

A raíz de Rolnautic nació Rolnautic Varadero y ahora se nos ha concedido el varadero para barcos de 70 u 80 toneladas. Hay que decir chapeau por la gestión de este presidente y esa proyección que tiene de Puerto-Ciudad. Es un hombre que ha dado lo mejor de sí para el Puerto.

¿Qué sintió cuando recibió la llamada en la que le informaban de que se le había concedido este galardón?

Para mí ha sido una gran satisfacción, porque desde los 26 años he estado integrado toda la vida en el Puerto.

Compartir el artículo

stats