La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria celebró ayer, con motivo de la Semana Europea de la Movilidad, unas jornadas técnicas sobre Movilidad y Economía Local en la que varios expertos hablaron sobre diferentes propuestas para hacer de la ciudad un lugar más "amable" en el que puedan coexistir vehículos y peatones, aunque con prioridad para los segundos sobre los primeros. La idea es que la urbe reduzca sus niveles de contaminación ambiental y acústica y de embellecer las calles y avenidas para devolverles a las personas que antaño se veía caminar por las aceras. Todo ello, tendría un impacto directo en la economía de barrio, la del pequeño comerciante que en los últimos años se ha visto desplazado por las grandes superficies. Al menos, así está explicado sobre el papel con los casos de éxito que ya han experimentado otras ciudades como Sevilla, Amsterdam o, más recientemente, Madrid.

Una de las propuestas que se presentaron durante estas jornadas fue la de la creación de "minimanzanas" en algunos barrios de la capital. Estas son actuaciones en las que se pretende una coexistencia entre vehículos y peatones, de tal manera que se siga permitiendo el paso de los residentes a sus garajes, a los edificios o incluso a aparcamientos si es que los hubiera, pero sobre todo priorizando a los viandantes. Según el arquitecto Héctor Machín, ponente de la charla en la que se explicó esta iniciativa, la idea principal es que las personas mayores y los niños "vuelvan a las calles" y no solo se queden en "espacios acotados" como pueden ser los parques o las plazas. Con ello, recordó, se podría "revitalizar el comercio local", algo en lo que parecen coincidir la mayoría de los expertos sobre esta temática.

En ese sentido, comentó que un estudio que había elaborado hace poco demostraba que en los barrios de Alcaravaneras y La Isleta, en torno al 40% de los negocios se encontraban sin actividad y que, del resto, la mayoría de ellos tenían que ver con actividades concretas, como talleres o autónomos, pero que no conllevan la entrada y salida habitual de clientes. "Este tipo de acciones tienen también por objetivo revitalizar el comercio local, el comercio de barrio, que por lo menos en las partes analizadas como son Alcaravaneras y La Isleta, está prácticamente desaparecido", insistió el profesional.

Por otro lado, la economista Patricia Rodríguez trató de mostrar a los presentes, muchos de ellos representantes de algunas empresas afincadas en la Isla, la necesidad que tienen las compañías de implementar planes de transporte al trabajo. Según la experta, este hecho tendría "muchos beneficios" para ellas, para sus empleados y para la ciudad en general en materia de "liberación y mejora del espacio urbano, menor estrés o menor contaminación", además de que significa impulsar una acción de responsabilidad social corporativa y una mayor productividad y aprovechamiento del tiempo laboral.

Para sacar adelante ambas iniciativas, es necesario que las instituciones y empresas se centren en la tarea de concienciar a la ciudadanía, desde los más jóvenes en las escuelas a los adultos y ancianos. Los últimos datos que se tienen sobre los hábitos de movilidad de la población de la capital grancanaria son del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de 2009-2012: reflejaban que un 70% de la ciudadanía se transportaba en su vehículo privado, por un 15% que lo hacía caminando y un 13% que usaba el transporte público. Aunque los expertos creen que esta proporción ha podido disminuir en estos siete años por la mejora del transporte colectivo y por la mayor concienciación.

Casos de éxito

En estas jornadas también se pusieron ejemplos de casos de éxito que se han llevado a cabo en otras ciudades de España, como son Barcelona, Sevilla, Granada o Madrid. En todas ellas, la ciudadanía ha respondido bien a los cambios introducidos en sus patrones de movilidad, hasta el punto que en un hospital de la ciudad de la Alhambra la mayoría de sus trabajadores van a sus puestos en bicicleta. Para que este triunfo se proyecte también en la capital, los expertos tienen claro que es necesario que los "muchos agentes implicados" trabajen conjuntamente.

"Aquí no hay nada inventado, lo que se está haciendo en Madrid con Madrid Central ya se hizo en otros lados, todo lo que tenemos que hacer es simplemente copiar lo mejor y tratar de adaptarlo a una ciudad como la nuestra", explicó Machín. Todo ello, además, no supondría un gran costo para las instituciones.