Si desde que entra un cachorro en una casa se crea una organización jerárquica, el perro no dará problemas cuando sea mayor. Esta fue una de las claves aportadas por el conocido adiestrador Nacho Sierra que protagonizó ayer una exhibición práctica en la que pinceló algunas técnicas para mejorar la conducta de los canes.

Sierra dejó claro que entre los perros no hay democracia y que la única manera de disfrutar de una agradable convivencia humano- animal es que desde un primer momento quede claro quién manda en casa.

"Hay perros que se creen los jefes de la familia porque no han sido educados correctamente", sostiene el también terapeuta canino que considera que las principales dificultades en este entendimiento vienen dadas por problemas propios de los seres humanos, es decir, los dueños tienen humanizada la figura de su perro, creen que su cerebro es como el de ellos, pero al tratarlos como humanos obviamente la mascota no les entiende.

"Utilizamos sistemas educativos propios de la psicología humana y no de la psicología canina, con lo cual el perro no nos entiende, y es imposible educar a un animal que nos entiende", explica el experto que subió al escenario del edificio Miller varios perros con problemas de conducta. Un perro agresivo con sus congéneres o un perro que muerde a su dueña cuando intenta cepillarlo fueron algunos de los animales a tratar. Una de las claves es utilizar collares que sirvan para educarlos de manera que cuando el can tenga una actitud negativa a él mismo no le guste y no la vuelva a repetir.

"Muchas veces al ver perros maleducados le echamos la culpa al dueño, pero puede ser que el propietario esté mal informado. Es verdad que hay dueños maleducados que maleducan a su perros, pero también hay dueños mal informados que como consecuencia tienen a sus perros maleducados", añade el también presentador de televisión.

Algunos de los conflictos más usuales son que caminan tirando de la correa, muerden a su dueños o a sus congéneres o a personas desconocidas. "Cada trabajo es diferente en función de cada perro y de lo que queremos obtener. No trabajo igual con un perro sociable y seguro que con uno inseguro. Adapto el sistema de cada perro y a cada dueño", señala.

Para evitar estos problemas Sierra aconseja educarlos desde muy pequeños porque un cachorro a partir de los dos meses absorbe todo lo que se le dice. "Hay que crear una relación jerárquica. Nosotros controlamos al perro, no el perro a nosotros", añade. Una vez que el perro ya está sociabilizado y es consciente de esa jerarquía a partir de los 10 meses se pueden ir introduciendo ejercicios más complejos.