María Dolores Palliser, Loly, como la llaman los amigos, nació en Gran Canaria y a los siete años ingresó interna en un colegio de Tenerife. Allí permaneció hasta que empezó a estudiar Derecho en la Universidad de La Laguna (ULL). Asegura que su vocación por las Leyes le viene de familia, y de hecho su madre fue la primera abogada que salió de ULL después de la Guerra Civil. "Mi madre era una mujer muy preparada que influyó mucho en mi personalidad", reconoce con orgullo.

En sus años de universitaria Palliser se afilió al Partido Socialista Popular, agrupación que más tarde se fusionó al Partido Socialista Obrero de Felipe González. En el claustro la letrada también cosechó grandes amigo como Jerónimo Saavedra, que fue su profesor de derecho laboral.

Inmediatamente después de terminar sus estudios, la letrada es contratada por el Cabildo de Tenerife y más tarde José Sábate Font, director de Patronato de Turismo, le ofrece hacerse cargo del área técnica de su departamento. "Los años en el Patronato fueron maravillosos. Había mucha actividad", recuerda Palliser. Pese a su juventud y a que sus superiores eran "unos señores de derecha", reconoce que "tenía mucha independencia en mi trabajo y nunca me pusieron pegas a nada".

Lejos de pasar inadvertida, su gestión fue seguida muy de cerca por algunos miembros de PSOE, como Jerónimo Saavedra. A finales de 1982, Saavedra le habló de la posibilidad de que él fuera el presidente de un Gobierno provisional de Canarias, ante la inminente ruptura de la UCD. "Me dijo que si eso sucedía, yo sería la consejera de Turismo y Transporte". Y así sucedió.

Seis meses más tarde, se celebraron las primeras elecciones autonómicas, en las que fue candidata por Tenerife del PSOE. En ese año, 1983, Dolores Palliser pasaba a la historia al convertirse en la única mujer integrante del Parlamento regional durante la Primera Legislatura, hecho que se repitió en la Segunda. Desde entonces hasta 1987 volvió a acompañar a Saavedra en su Gobierno.

Ser la única mujer en el poder fue una experiencia que hoy recuerda haber vivido con total naturalidad aunque también asegura que "al ser consejera de dos áreas tan vitales para el Archipiélago tenía bastante protagonismo. Me dieron bastante leña. No tuvieron ninguna concesión conmigo, me trataron como un enemigo más a batir".

En medio de esta vorágine, Dolores se casó y tuvo a una hija. Además de llevar el mismo nombre de su madre, su primogénita también comparte su misma profesión. Tiempo más tarde llegaría el final de su primer matrimonio y conocería a quien hoy es su actual marido, el eurodiputado socialista Manuel Medina. "Mi segundo matrimonio ha sido una maravilla. Sigo tan enamorada como el primer día", confiesa.

Ya alejada de la política, la abogada inicia un proyecto empresarial con el que reconoce que perdió "hasta la camisa". En su negocio todo fue mal. "Mi etapa de empresaria fue la más difícil de mi vida".

Este tropiezo la impulsa a retomar su profesión en 1997. Especializada en Derecho Civil y Administrativo, desde su bufete defiende, entre otras, causas relacionadas con el medio ambiente. "He llevado causas que nadie se atrevió a llevar y eso para mí es una satisfacción que me compensa mi retirada de la política", subraya.

Al preguntarle por el caso que más recuerda, no lo duda: Vilaflor. "Fueron tres años muy duros. Tuvimos que concienciar a la opinión pública y luego enfrentarnos a todo un Gobierno y a una multinacional. El resultado -sostiene- fueron 140.000 personas en la calle y la anulación de una acción injusta contra un municipio pequeño".