El Ayuntamiento de Agüimes aprobó este jueves en un pleno su plan de empleo, desarrollo económico y atención a las personas más desfavorecidas, todo agrupado en un documento que representa una ignominia..., para el resto de las administraciones, tanto locales, insulares, internacionales como interespaciales.

Se trata de una sorprendente ocurrencia con asombrosas cifras y porcentajes que debiera ser auditada de oficio y por la cual deberían detener a su alcalde, Antonio Morales, para que haga el favor de explicar al resto del país cómo cuadrar cuentas y cómo gestionar el patrimonio de los administrados de forma que sus impuestos reviertan con creces, y en este caso hasta con regodeo, en la sociedad a la que tutelan.

Según lo aprobado el jueves, Agüimes, con una población aproximada de 30.000 habitantes, dispone de dos millones de euros, dos, cifra inédita en su especie, para ayudar a su vecindario más desfavorecido. Para entender de qué va la cosa se debe explicar que el Gobierno canario ofrece un plan de empleo en el que afloja una cantidad a los municipios con la condición de que estos sufraguen el 10 por ciento de la partida total. Pero Agüimes no. Agüimes tiene tal consolidación en tesorería que lo muy grueso lo pone la villa, de forma que deja al Gobierno canario en estado de 10 por ciento, lo que es para descojonarse. La pregunta, que probablemente conlleve delito, es qué coño han hecho las demás administraciones para llegar a la ruina que nos ocupa mientras Agüimes sigue andiando a toda vela sobrevolando burbujas y rescates bancarios.

Se podría deducir de esta situación -que hasta la propia oposición municipal aplaude en un gesto que la hace partícipe de este éxito sin paliativos-, que la villa desmonta por sí sola la tragedia que se vende desde los gobiernos para justificar ante las personas con chanclas la pérdida de los derechos alcanzados y el bienestar económico del que se llegó a disfrutar, pero que según lo visto en Agüimes debemos achacar más a la impericia, la indolencia y al desfalco que a los presuntos vaivenes del mercado.