La Provincia - Diario de Las Palmas

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La que se avecina

Casi nada, Canadá

Los tiempos siguen cambiando (¡ah, gran Dylan! ¿Alguna vez le darán el premio Dylan a la Academia Sueca?). El cambio empezó con los rebeldes de Syriza y Podemos en Grecia y España. Luego, Corbyn, la izquierda radical, se hizo con el laborismo, la mitad -digamos- del electorado británico. Poco después, Bernie Sanders, demócrata "socialista" de USA apabulló -aunque en pequeña escala, y muy local y brevemente- a Hillary Clinton.

En el vecino Portugal, la derecha no podrá gobernar y pinta un tripartito de izquierda-izquierda (no de centro-izquierda), Y ahora como guinda: Canadá.

En Canadá, sorpresiva y claramente, se impuso la izquierda liberal (que en inglés equivale a progresista) del joven -43 años- Justin Trudeau, cual redivivo fantasma de su padre? Y Justin no va con largas, en dos días interrumpió los bombardeos al EI, promesa electoral.

Canadá no es moco de pavo. Uno de los países más ricos (el 11o) del planeta, más grandes (el 2o) y exitosos; y vecino de -y muy interrelacionado- con USA en quien poco o mucho, ineludiblemente influirá.

Z Giro a Sinistra

El giro a la izquierda parece extenderse. Hillary y Bill apuntan para allí también. No se conoce aún su posición final sobre el mal afamado TPP, y el peor entrazado TIPP, pero en todo lo demás, Hillary se izquierdiza. El giro político general hacia una izquierda más radical es obvio: Syriza en Grecia, Podemos en España, Corbyn en el RU... Portugal, ahora Canadá....

La pregunta del millón es ¿qué poder tendrán realmente? A qué poder accederán, y una vez allí, qué poder tendrán para cambiar las cosas. El repaso dado a Tsipras está a la vista. Tsipras no pudo, pero Grecia era una economía muy pequeña y en crisis grave. ¿Qué pasaría si algunos "pesados" (el pack en rugby) de Europa: el RU, España -Francia e Italia siempre al quite- (250 millones de ciudadanos entre los 4) se plegaran al cambio? Sólo quedarían Alemania con sus medianos y pequeños aliados aferrados al statu quo austero. Ese giro, esa rotación a la izquierda, se viene repitiendo en muchos sitios y con algo en común a todos: los jóvenes.

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