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XI Festival de Música Religiosa de Canarias

Estefanía Perdomo y 'El afecto ilustrado'

Concluyeron los conciertos en Gran Canaria del XI Festival de Música Religiosa con un programa del grupo El afecto ilustrado, en colaboración con la soprano Estefanía Perdomo. Su enunciado es Coligo Terrae Scinditur (Se rasga la oscuridad de la Tierra).

Siempre estimula el Barroco tratado con la pureza estilística de estos intérpretes, que incide en la cálida musicalidad de las escrituras cantabile, sean vocales o instrumentales, y en la rítmica vitalidad de los tempi animados. Fieles al ámbito del Festival ofrecieron cuatro sonatas da chiesa de los italianos Albinoni y Corelli y del austriaco Von Biber, claramente diseñadas en sus diferencias de carácter y expresión, todas ellas en cuatro movimientos. El orgánico es un terceto de violín y violonchelo barrocos (Adrián Linares y Diego Pérez) con bajos de clave u órgano (Raquel García). El violín adquiere relieve solístico en Corelli, secundado en ocasiones por el chelo, ambos en valores de auténtico virtuosismo.

Linares dio contexto a cada una de las obras con breves intervenciones orales, y sonaron admirablemente, casi en términos canónicos por el alto nivel técnico y las calidades sonoras. Significativamente, las sonatas italianas vertían en su brillantez un neto concepto camerístico, mientras que la del austriaco, por sus efectos dramáticos, parecía evocar la querencia orquestal. Fue, en resumen, una experiencia muy valiosa dentro del Festival que dirige Gregorio Gutiérrez.

Estefanía Perdomo estuvo magnífica en la vocalización y el fraseo de las piezas vocales. Dos de ellas presentaban el estilo de los "piantos della Madonna", canciones dedicadas a la Virgen Maria, si bien la de Monteverdi, de belleza incuestionable, es una transposición piadosa del celebérrimo Lamento de Ariadna (Lasciatemi morir), único fragmento conservado de una ópera del gran compositor del Seiscientos, fundador del genero operístico y fecundo autor de madrigales. Fue un momento lleno de inspiración, espléndido en vocalidad. intachable en entonación, seguido de la muy popular Pietá, Signore de Stradella y del pianto de Sances. La diversidad del estilo compositivo afloró en los matices singulares que denotan la refinada cultura de la soprano, dotada, por otra parte, de una voz de primera categoría.

El público ovacionó todas las versiones, con especial entusiasmo al final del programa. Como bis ofrecieron el aria de un oratorio de Haendel.

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