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Opinión

Jesús García Panasco, redivivo en el Gran Canaria

Dieciséis años después de su muerte se hará justicia a don Jesús García Panasco cuya memoria, a través de un busto esculpido por el artista Manolo González, se perpetuará en el Estadio de Gran Canaria a partir del viernes de la próxima semana, día 1 de abril, víspera de la visita del Valencia. Importante eslabón a añadir al hermoso complejo polideportivo que el Cabildo de Gran Canaria construye en Siete Palmas, santo y seña de prosperidad de futuro de la ciudad del Real de Las Palmas.

Una idea plausible del consejo de administración de la Unión Deportiva Las Palmas SAD que con plena dedicación e incuestionables aciertos preside Miguel Ángel Ramírez Alonso.

Don Jesús García Panasco es más que merecedor de este testimonio. Durante 33 años fue secretario general de la Unión Deportiva Las Palmas, donde dejó constancia de su categoría humana y profesional hasta su jubilación, y permaneció incluso después, como emocionado recuerdo inmarchitable -tras su fallecimiento en febrero de 2000- de persona de talante, entrega, identificación y amor a una institución que nació de las mismas entrañas del pueblo grancanario y, a pesar de la coyuntura socioeconómica del fútbol, sigue siendo el alma del pueblo.

Don Jesús García Panasco es figura irrepetible. Siempre lo hemos dicho. Y lo repetimos ahora, porque desde que, como corresponsal del semanario Aire Libre contactábamos a menudo, cuando él integraba el Comité de Competición de la Federación de Fútbol de Las Palmas, mediada la década de los años 50 del pasado siglo, hasta hoy, seguimos convencidos de que García Panasco nació para el fútbol y me atrevo a afirmar, que son pocos los hombres en España que hayan conocido los entresijos del balompié como los conoció este lanzaroteño, educado en Gran Canaria, en el Colegio Corazón de María, que arraigó muy joven en la calle Tomás Miller, a escasos metros de la Playa de las Canteras -en el inmemorial Club PALA- y se vinculó al Atlético Club de Las Palmas. Desde aquellos años parte nuestra particular amistad por la íntima relación que mantuvo con mi familia.

Don Jesús García Panasco, de inconfundibles trazos y venerable figura, conjugó siempre su vida a través del vínculo familiar, el trabajo y la amistad. Con un perfil humano abierto, sincero, transparente y sin socarronerías. Fue persona singular, de inmensa humanidad. Comprensivo y grato. De espíritu reflexivo, sereno y cordial. Derrochó siempre una vocación y una ética profesionales que en todo el tiempo de dedicación a su cargo le hicieron convertir el fútbol en sugestiva profesión, llena de simplicidad, de formalidad, de profunda humanidad, exenta de presunción, de altanería, en trabajo a plena entrega, activo, preciso, eficaz, claro, cordial, modesto.

En lo moral, la ejecutoria de García Panasco es bien conocida, siempre ponderada y respetada. Católico practicante, creyente convencido. Perfecto caballero. En todas partes siempre hizo gala de su honestidad pública. En la intimidad de los suyos y de sus amigos -entre los que nos encontramos y presumimos de ello con singular orgullo- siempre fue un niño grande. La discreción con la que, sin faltar a la cortesía, rehusó siempre emitir opiniones sobre personas a las que conoció y trató estrechamente. Hombre al que nunca oímos exteriorizar juicios de valor sobre la actuación de presidentes y directivos a los que sirvió. Jamás le oímos hablar de nadie con desdén o despectivamente.

Jesús García Panasco estuvo exento siempre de toda vanidad. Llano. Sencillo. Austero. Honorable en su saber como el que más en su profesión y en su trato. Fiel a sus grandes amores: Dios, la familia, la UD Las Palmas y Canarias, Islas a las que sintió y amó también con devoción profunda, apartado de luchas y de intrigas personales o de camarillas.

Por su familia y por la Unión Deportiva, rechazó ofertas tentadoras para realizar funciones de gerente en clubes de Primera División como el Valencia -con una millonaria oferta que recibió de su presidente tras la muerte de Vicente Peris, ocurrida de manera súbita el 13 de febrero de 1972 durante un encuentro en Mestalla entre Valencia y Atlético de Madrid-, como asimismo don Jesús recibió también ofertas de Zaragoza y Sabadell que rehusó.

Don Jesús García Panasco ha sido el hombre más importante del día a día de nuestro club representativo porque él vivió, hasta el último momento, por y para la UD Las Palmas. A partir del próximo 1 de abril lo tendremos redivivo, en busto, en la Sala Noble del Estadio de Gran Canaria, junto al de otras figuras señeras del fútbol grancanario y de nuestra Unión Deportiva. ¡Enhorabuena para todos!

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