Ante la situación de los dos grandes partidos políticos -corrupción, nepotismo-, los miembros de las nuevas generaciones de los mismos piden a gritos relevo generacional, como se ha visto en el Congreso de los diputados donde las caras nuevas y la juventud han irrumpido con fuerza. Hay enfrentamientos internos en todos los partidos que han entrado en la cámara y que deben, no quieren o dicen que no pueden formar gobierno; entre otras cosas para no cargar con el muerto de nuevas elecciones, aunque sea una fiesta de la democracia cada vez que uno deposita su voto en la urna. Están los que se mueven mucho, los que esperan, los que tímidamente aportan y los que no hacen nada.
Pero en estos meses de encuentros y desencuentros, de conversaciones a medias, de líneas rojas y azules, de ni contigo ni sin ti? se ha puesto de manifiesto que los programas políticos que los partidos presentan a los ciudadanos pueden terminar como un resumen del contenido con las modificaciones pertinentes para que se acerque a los otros programas políticos de los grupos con los que se está hablando para firmar un pacto de gobierno.
Entiendo el valor del diálogo como el mayor garante de cualquier conflicto político o social, pero también sé que las personas están por encima de sus ideas o programas y que cuanto más se avecinen menos originalidad queda de sus fundamentos ideológicos.
El panorama es sustancialmente difícil y a última hora el Partido Popular da un paso -Rajoy el impasible- y emplaza al PSOE de Sánchez -el vivo- a intentar un acuerdo donde Sánchez ocupe la vicepresidencia.
No es muy probable que Sánchez acepte tal dádiva y más bien tirará de la cuerda de Podemos hasta que Pablo Iglesias -el vehemente- la rompa con los tirones, e intentará acercar a Rivera -el hierático- una vez más a su cauce. Pero todos sabemos que se han puesto límites a una negociación, cuando lo que hay que hacer es sentarse hasta quedarse dormido para alcanzar un acuerdo que una a la mayoría de las izquierdas de este país.
A Pedro Sánchez le pusieron la espada de Damocles: si no consigue aunar un gobierno de coalición se las tendrá que ver con unas primarias o un congreso donde tiene todas las de ganar Susana Díaz, bastante arropada por los pesos pesados y en retirada del PSOE, que aún no estando mueven hilos como verdaderos artesanos, porque ellos mismos dieron vida a las marionetas...
Si los programas políticos están para cumplirlos porque es un contrato que los partidos rubrican con sus militantes y votantes, y cuando llega el momento estelar de coger el poder se van diluyendo en una mistura de ideas prestadas, de mezclas de líneas, punto, comas y un largo etc., nos damos cuenta de que el ansia de poder y las canonjías hacen que el más estructurado de los programas, sea cual sea, quede diluido en la batalla de los cargos. Y así es verdad que no se puede llegar a ningún sitio; a no ser que tengan que maquillar el ideario... Pero en este caso estaríamos hablando de otra cosa y no de junio como lo más probable.
