Querido amigo, no me negarás que hace cuarenta años, esto de la política era mucho más heavy, cuando los terroristas de ETA colocaron el coche de Carrero Blanco en una azotea de la calle Claudio Coello y alguien puso una esquela diciendo: "Voló al cielo el almirante...", o cuando Santiago Carrillo se disfrazó poniéndose una peluca en 1976 para despistar a la policía de fronteras.
También lo de Tejero entrando al asalto en el Congreso de los Diputados, pistola en mano con tricornio y aquellos bigotes: ... "Se sienten, coño".
España era diferente cuando el empresario Ruiz Mateos se vestía de Superman o le daba "una leche" al Ministro de Economía y Hacienda Miguel Boyer que le rompió las gafas. Otras de aquellas bufonadas fueron también el referendo para la permanencia en la OTAN de Felipe González o el encuentro de Aznar en las Azores.
Ahora Mariano Rajoy viene a decirnos que si gana las próximas elecciones seguirá haciendo lo mismo: continuará con los recortes, la congelación salarial, los contratos en precario, la bajada del poder adquisitivo de las pensiones y todas las medidas de austeridad que le pida su jefe de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker. Por eso pienso que las elecciones del 26-J las tiene que ganar el partido que presente un programa que sea algo más divertido.
También podríamos inventarnos a nuestro propio Donald Trump que, por lo menos, no sería tan desaborido como Rivera, Rajoy y Sánchez, o un experto que venga a afrontar con decisión algo tan español como los desahucios. Ahora, que los bancos se van a unir para eliminar personal y sucursales, podrían recomponer esos locales a modo de habitáculos-celdas para los desahuciados con alquileres a precios módicos.
Otra medida que tomaría alguien que fuera tan selectivo como Le Pen, podría ser la de separar a las familias pobres por su género y edad: hombres, mujeres y niños, cada grupo por separado para facilitar la manutención y evitar posibles pandemias pero, sobre todo, para que no sigan proliferando familias de esas características.
Los bancos podrían hacer una buena labor con los indigentes que, además de adecentarlos, podrían ser un buen soporte publicitario si se les pone un mono naranja que diga: "No acabe usted siendo un indigente, nuestro banco le ofrece un préstamo para toda la vida".
Por otra parte hay que tener en cuenta que estamos a punto de que se apruebe lo de la TTIP, una especie de acuerdo transatlántico para la americanización de Europa. Los estadounidenses nos traerán sus franquicias para competir libremente con las nuestras. Es la ley del libre mercado y serán los más fuertes los que se lleven el gato al agua.
Y, hablando de agua, la de Firgas posiblemente se elaborará en California y pasaría a llamarse "Firga's Water". Las papas arrugas se podrán convertir en una franquicia americana llamada McPapa's..., y así, todo lo demás.
Vete aprendiendo inglés, Gregorio, que hablar español en Europa será de magos.
Bye Bye my friend, y hasta el Tuesday que viene.
