La Provincia - Diario de Las Palmas

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Rubén Reja

¡Mamma mía, Spagna!

La pasión y la pesadumbre están interconectadas al igual que el éxito al fracaso. Uno es parte del otro dentro de un todo, que forma parte de la vida. Del excitante estado de euforia se pasa a la más profunda de las depresiones en un pispás.

El fútbol, única religión que no tiene ateos, es fiel reflejo de esos vaivenes emocionales. La mejor muestra está en La Roja de todos. La Selección del buen rollo y espectaculares victorias (al margen del zoquete de Pedrito), ha caído en cuestión de horas en el pozo de la decepción y las dudas tras el traspié contra Croacia.

Adiós a la imbatibilidad, al efímero liderato y la confianza. El golpe infligido por los croatas en la mandíbula de España en la primera fase sólo puede tener dos consecuencias contrapuestas. La primera, menos deseable, pasa por que la Selección acabe doblando la rodilla y quede fuera de la Eurocopa con más pena que gloria. El segundo anhelado escenario dibujaría un carrusel de victorias de España ante los grandes de Europa en el que el primero en caer sería Italia, a la que le tenemos cogida la medida.

La Azzurra, que está liderada por Buffon (será su última competición), cuenta con una defensa pétrea, que es de las mejores del mundo. Un equipo en plena renovación donde llegan jugadores con escasa experiencia internacional, pero amplio rodaje en la Liga italiana.

Pero, Vicente del Bosque y sus discípulos no deben temer a nadie. Los dos entorchados europeos y su estrella de campeón del mundo son avales más que suficientes para intimidar a cualquiera. La forma de juego y la personalidad propia de esta escuadra han forjado un equipo ganador al que, no obstante, le fallan las fuerzas.

Un exigente final de Liga y ser finalista de las grandes competiciones europeas pasan factura. El tono físico de España, en especial del dulce Iniesta, como lo llamaba el malogrado Andrés Montes, y la magia de David Silva, serán determinantes para que los italianos acaben exclamando eso de: ¡Mamma mía, Spagna!

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