La Provincia - Diario de Las Palmas

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Rubén Reja

Regeneración

El Partido Popular es irreductible y volverá a gobernar por muchos años en España. La crisis y la corrupción quedan en un segundo plano y un país divido ha votado con un ojo puesto en el bolsillo para abrazar con fuerza a la certidumbre. Los resultados electorales del 26 J dejan a Pablo Iglesias ojiplático. Este avezado comunicador de verbo fácil se quedó sin respuestas tras el tortasso de su bisoña formación. El salto al poder se quedó en vana intentona y la revolución se diluye como gotas de agua en arena. Mientras que unos brindaron la noche del domingo por la dulce victoria con champán, a otros se les atragantaron la amarga derrota y el calimocho. La marea azul del PP cubrió la España del hastío y la corrupción en busca de una última oportunidad superando al temido populismo de Unidos Podemos, que se quedó sin aliento en la orilla. El combustible de Venezuela no fue suficiente para alimentar los motores del cambio y las hordas emergentes deberán esperar otra oportunidad. Desde la bancada de la oposición les tocará ser críticos con un Gobierno imperfecto. El mismo papel jugarán los socialistas, que tendrán que superar su particular crisis interna para no zozobrar.

El ansiado pacto de los populares con Ciudadanos no puede hacerse de rogar y la catarsis debe producirse en un país ávido de soluciones. La regeneración política debe de actuar como un sólido cortafuegos ante la indignación y la desafección instalada en la sociedad española, que está hasta los mismísimos de la barra libre y el todo vale.

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