Cuando acabó el partido entre España y Serbia, ese que ha llevado a nuestra selección a su primera semifinal olímpica en la historia, me acordé de muchas cosas de estos años de carrera.
En ese momento me empezaron a caer recuerdos muy nítidos. Por ejemplo, me vino la imagen de Leonor Rodríguez con unos 8 años merendando en la puerta del pabellón antes de empezar a entrenar. Era la primera en llegar. Se vestía, preparaba la cancha y rápidamente preguntaba qué tenía que hacer para empezar a entrenar.
También me vino a la cabeza los kilómetros que se tenía que hacer para llegar a cada entrenamiento Leticia Romero, que cada tarde venía desde Agüimes para entrenar, siempre con el ánimo de mejorar. Y también me acuerdo, cómo no, de la llegada de Astou Ndour con 14 años a Gran Canaria. Veo de nuevo la valentía que demostró para salir de Senegal y venir aquí a por un sueño y un futuro mejor para los suyo. Veo como dejo de ser una niña para madurar y convertirse en toda una mujer y una de las jugadoras clave en este torneo olímpico.
Ellas ya son historia tras asegurar la primera medalla olímpica en la historia del baloncesto español. Pero no solo me acuerdo de ellas. También de cada una de las chicas que han pasado por nuestra cadena y han tenido la oportunidad de vestirse con la camiseta de la selección. De las pioneras olímpicas, como Blanca Ares y Patricia Hernández, que salieron de aquí para completar cuatro años fuera de formación para llegar a Barcelona '92 y llevarse un diploma; un hito que Rosi Sánchez igualaría después en Atenas 04'.
El turno ahora ha sido para Leo, Leticia y Astou, que volverán a casa con una medalla olímpica en el cuello; un hecho que hace unos años era inimaginable. Cuando empezamos en esto, jamás pensamos que nuestras jugadoras llegasen a cotas como estas. Chicas, ¡sois historia!
