La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aforismos canarios

Allá al sol puesto

Expresión antigua de temporalidad -hoy en desuso- que remite a una especie de encuentro o simple referencia al momento del día en que el sol se oculta. Es la hora que pone -o ponía- fin la jornada de trabajo en el campo, en que la gente 'suelta' y vuelve de los tajos, regresa del cercado o se recoge en casa. Por lo general, esta asociado a un espacio de descanso y ocio que algunos aprovechan para jugar una partida de cartas (echar un subastado o una zanga) o, casi siempre, para alegar un rato de manera distendida. Se cuentan las incidencias de la jornada, las novelerías o se toca cualquier tema de actualidad sin profundizar en ello. Esta referencia temporal asociada al final del ciclo diario de nuestro astro rey contiene cierta carga semántica de primitivismo (y por ende, de romanticismo). Rememorando -a nivel inconsciente- una época en la que los seres humanos se guiaban intuitivamente por el cronos natural marcado por la cadencia cíclica de la salida del sol, mirando al naciente, y su ocultación por el poniente. Percibiendo este compás del tiempo al ritmo marcado por la propia natura, sin que el reloj impusiera su dictado arbitrario.

El sol puesto coincide con el crepúsculo de la tarde. Una especie de interregno entre la luz y las tinieblas. La tradición cristiana la identifica con la hora crepuscular del ángelus, justo el instante en que la luz se encuentra con la penumbra. Un momento en el que reinan la calma, la paz y el silencio. En algunas tradiciones antiguas la puesta del sol se asocia con el final de los días: la entrada en el reino de la muerte. Pero tal preludio no iba acompañado de penas ni angustias porque se concebía como parte de un ciclo natural que se reinicia al día siguiente, a la salida del sol, con el renacer a la vida.

Antiguamente, 'allá al sol puesto' se le echaba un puñito a la baifa o se ordeñaba la jaira. Allá al sol puesto, se rezaba en las casas el rosario o cocían las mujeres en la costura y alegaban mientras se echan el buchito de café. Se dejaban para esta hora del día las tareas domésticas, quizás, menos relevantes o de menor premura; otrora se reunían algunos miembros de la familia o los amigos en el patio, en el bar o en la plaza. Allá al sol puesto, algunos iban a la vaquería a merendar una escudilla de leche recién ordeñada, con gofio. Allá al sol puesto, en los días señalados, el novio se aseaba y se vestía de limpio para encontrarse con su amada. Allá al sol puesto... Es una expresión que nos resulta, a tantos, entrañable. Quizás nos traslada a un lugar lejano de nuestra infancia, a un tiempo perdido o a una época remota...

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