La Provincia - Diario de Las Palmas

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O. Filarmónica

Un caleidoscopio del siglo XX

La primera mitad del siglo XX musical llenó el programa dirigido por Andrew Gourlay, jamaicano de ascendencia rusa. Siempre es interesante revisitar la suite del ballet El mandarín maravilloso, de Bela Bartok, cuyo asunto, un sórdido thriller de bajos motivó en su momento escándalos y prohibiciones a pesar de su calidad magistral. Hoy es una pieza de referencia, muy bien leída, conducida y ejecutada en esta velada. La Filarmónica tuvo uno de sus momentos de esplendor en el poder y la sutileza, las acentuaciones "canallas" o líricas que se suceden en una orquestación suntuosa en timbres, ritmos y texturas, con muy buenas prestaciones del clarinete y los trombones.

El primero de los dos Conciertos para violín de Prokofiev, no le fue a la zaga. Con un famoso solista, el vienés Benjamin Schmid, fueron puestas en valor las bellezas de su primer movimiento, ensoñador, melancólico, divagatorio y muy rico en ideación armónica. Schmid lució su virtuosismo extremo en el subrayado melódico y en las figuras de bravura de los movimientos rápidos, con momentos sorprendentes como el dialogo del violín con el timbal, después con la tuba, siempre en inmejorables fraseos del solo y el colectivo. La ovación dio paso a un bis apabullante por dificultad y compromiso: una barroquizante Fuga a tres voces de Eugene Ysaye para violín solo.

Interesantes las tres Escalas del francés Jacques Ibert, que ilustran otras tantas etapas de un viaje musical. Adopta en la primera ciertos giros italianos, árabes en la segunda y españoles en la última, para integrar un retablo mediterráneo magníficamente orquestado en técnica y estética tardorrománticas. Muy correcto el solo de oboe en los giros morunos de la escala Túnez-Nefta.

Finalmente, una suite de la ópera El caballero de la rosa, llevó al programa el refinamiento y la expansividad de la célebre partitura straussiana en sus valores cantables e instrumentales. La entusiástica entrada de las trompas auguraba brillantez y optimismo bien enfocados, aunque excedidos por momentos en volúmenes e intensidades vecinos del ruido: una tentación bastante frecuente en batutas jóvenes.

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