Hace dos millones de años se inició la evolución y expansión de las diferentes especies humanas desde África a Eurasia. Hace medio millón de años aparecen los neandertales en Europa y Oriente Próximo. El uso cotidiano del fuego tiene lugar hace 300.000 años y hace 200.000 años aparece en África oriental el Homo sapiens (del latín "hombre sabio": ¡menuda humildad cuando bautizamos a nuestra propia especie!). Pero no es hasta hace 70.000 años que comienza la historia de la humanidad, cuando tiene lugar la primera de las cuatro revoluciones, la revolución cognitiva, con la aparición de lenguaje ficticio. Los sapiens se extienden fuera de África y llegan a América y Australia. Hace 30.000 años se extinguieron los neandertales, una especie con la que el Homo sapiens llegó a encontrarse e incluso mezclarse, según las últimas investigaciones de expertos genetistas. Hace 12.000 años tiene lugar la segunda revolución, la revolución agrícola, con la domesticación de animales y plantas y la creación de los primeros asentamientos permanentes. Hace 2.500 años se inventa la acuñación de dinero y se funda el Imperio persa. Hace 2.000 años, cuando gobierna el Imperio Han en la China y el Imperio romano en el Mediterráneo, comienza el cristianismo. Hace 500 años tiene lugar la revolución científica: la humanidad admite su ignorancia y comienza a adquirir poder a través del conocimiento. Hace 200 años se produce la cuarta y última revolución (por ahora), la revolución industrial.

Todo esto lo cuenta con detalles Yuval Noah Harari, profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en su libro "Sapiens, una breve historia de la humanidad". Especializado en historia medieval y militar, Harari se pasó al campo más amplio de la historia del mundo y de los procesos macrohistóricos, después de doctorase en 2002 por la Universidad de Oxford. En Sapiens se relata de forma extraordinaria y en menos de 500 páginas qué es lo que nos hace humanos, conectando ideas de la biología, arqueología, historia, política, economía, genética e inteligencia artificial. Es uno de los libros más vendidos en todo el mundo y entre sus mayores fans se encuentran gigantes de las redes sociales, dirigentes mundiales, hombres de negocio, y sobre todo jóvenes. Es muy fácil quedarse absorbido por la enorme serie de eventos históricos de los que se habla en el libro; pero quizás lo que más impresiona es la interrelación de muchos temas y la profundidad de sus conocimientos. Aunque el presente podría entenderse como una fase de unificación humana, el autor postula que es dudoso que el Homo sapiens esté aquí todavía dentro de 1.000 años.

Las páginas de este libro describen con realismo las lecciones no aprendidas del pasado reciente, del presente y un posible escenario de futuro para la humanidad. El mundo tiene muchas cosas buenas pero también tiene desarrollos problemáticos como el cambio climático y las nuevas tecnologías que pueden quedar fuera de nuestro control. En opinión de Harari, en los próximos 40 años la mayoría de la población no tendrá trabajo porque serán suplantados por inteligencia artificial. La gran pregunta en política y en economía en el siglo XXI es qué hacer con esas masas de personas que dejarán de ser útiles. Si a esto añadimos el peligro de que países desarrollados puedan ser gobernados por partidos políticos radicales y antisistema empeñados en repetir experiencias trágicas y destructivas pasadas y que no piensan más allá de la negación enfermiza del otro, nos enfrentaremos a una situación contraria a la evolución de la inteligencia sapiens. Son malos dirigentes, malos representantes de los ciudadanos, que siguen sin enterarse que hoy día no solo no hay países independientes del mundo sino que debemos concentrar lo que une a un país para hacerlo más fuerte y pueda sobrevivir al terremoto de la globalización para la que seguimos sin estar preparados. Todos los problemas de la humanidad (los refugiados, la pobreza, las guerras, el terrorismo, la escasez de recursos naturales, el envejecimiento de la población, los desastres naturales) son globales por naturaleza. Solo los países que piensan en términos globales en lugar de en términos locales tendrán presente y futuro en el siglo XXI.

Lo que está pasando hoy día en España hace pensar que somos más irresponsables que nunca. Si la tolerancia debiera ser una marca de fábrica de los sapiens, no lo es de esos políticos y ciudadanos contrarios al respeto por el otro y al deber de trabajar para el servicio a los demás, que es lo que define el bien común. Hemos devaluado tanto la propia noción de nación que hemos construido juntos a lo largo de más de 30 siglos con la fusión de culturas, tradiciones y civilizaciones que han dejado su marca, que seguimos sin darnos cuenta que necesitamos recomponernos a marchas forzadas para recuperar el tiempo perdido. Eso es propio de los sapiens. Como lo es dejar en la insignificancia a los homínidos que quieren volver a meternos en la Prehistoria de los tiempos. Parafraseando a Nietzsche, estos homínidos son una grave y letal enfermedad de la piel de España. Los votos de estos miles de fanáticos, amnésicos históricos, paletos, fracasados, resentidos y antisistema acabarán con la posibilidad de cualquier posibilidad. Si nos vencen, volveremos a trasladarnos al año 1808. Buen día y hasta luego.