Fuerzo mi memoria para recordar los temas que mas me han impactado últimamente. Empiezo por recordar una noticia que sería cómica si no estuviese envuelta en un condenable delito de violencia de género: un hombre de 83 años viola a su suegra de ¡101 años¡ en Madrid.
Pero otra secuencial noticia, me trajo el dolor. Una anciana muere, quemada, en un pueblo catalán. Se alumbraba con velas, porque le habían cortado el gas. Dada la enjundia del tema, salió a relucir la palabra Pobreza Energética, recurrente sucedáneo de una realidad de mayor alcance y, más general: Pobreza, sin calificativos que aminoren la tremenda profundidad de la palabra.
Volví a encontrar los recuerdos de los años que siguieron a la Guerra Civil. Las camisas azules, del equipo vencedor, apuntalando-cara al sol-un patético "imperio hacia Dios", alimentado de cadáveres, libertades y mentiras. Cinco flechas y el yugo, que luego sirvieron para identificarse como símbolos de la tragedia española. Hambre, cartillas de racionamiento, papas, jaramagos, pescado salado africano con mojo picón para ocultar los malos sabores, el" gofio caliente oliendo", que tantas vidas salvó, obtenido del millo que muchas veces nos envió desde la Argentina el populista Juan Domingo Perón (Hobsbawn). Populismo, palabra usada como demostración práctica de una ignorancia que sostiene a un vocabulario trucado. Populismo que el PP ejerció cuando expulsó a Rita Barberá, y que luego convirtió en tremendo cinismo tras su muerte. Tantos esfuerzos baldíos para llegar a un neoliberalismo asesino, defensor de capitales y beneficios. Una historia cuajada de felonías (J.L. Borges), un pueblo profundamente irracional (Spinoza): Felipe González se convierte en el gran privatizador, iniciando las ventas de Endesa, Repsol, Argentaria y Telefónica. Después que dejó de ser Presidente del Gobierno , ocupó el puesto que se había "labrado" en el sector energético, atravesando la dorada puerta giratoria que abrió bajo palio. Hoy podemos ver en qué ha quedado el salón de baile que todavía está sin barrer, donde tantos han bailado ajenos a las necesidades energéticas del pueblo. Intereses espurios, precios abusivos que descomponen los presupuestos de cualquier economía media, complejos e incompresibles planes, magnificados en el reinado del Señor Soria, que no ha podido inscribir su nombre entre los dioses energéticos, como Rodolfo Martín Villa, Manuel Pizarro, Felipe, Miguel Roca etc. Roma no pagó traidores pero las eléctricas si. Les bastaba dar un pequeño pellizco a los suntuosos beneficios que airean en sus Juntas Generales.
A otro nivel, una futura bomba de gran potencia se está gestando, lejos de la Fábrica de Armas de Trubia. Las pensiones públicas ,cuyas reservas monetarias han bajado estrepitosamente con el gobierno del PP tienen anunciada fecha de caducidad: 2017. Ya suenan los clarines, ya los políticos nos preparan para otra tropelía, en la antesala del Paraíso Perdido (Milton). Más injurias para nosotros, los jubilados, que ya venimos perdiendo desde hace años poder adquisitivo. Estafa es el manejo que han hecho del dinero que hemos aportado, año tras año, para tener una decente pensión, conclusión de esfuerzos de mas de treinta y cinco años. Dinero que ha gestionado el Gran Banco (Hacienda Pública). Ya hay precedentes de estafas de menor entidad, Rato, Blesa, etc., arropados en la tupida neblina de la parcialidad que oculta la dilatación de los juicios ,escondidas sentencias (Urdangarin) y muchas fechorías mas. ¡Qué diferencia con las Pensiones de los Ferrocarriles de Gran Bretaña, que acrecentaron sus fondos con acertadas inversiones, entre ellas en arte!
Pero hay algo que hace mucho mayor nuestro descontento y que vierte mas pólvora en la bomba anunciada. Surge de la comparación de nuestras pensiones con las de los políticos, a los que les basta 7 años para obtenerlas, cuando a nosotros, jubilados de segunda, nos cuesta 35. Ellos, los ciudadanos de primera, aforados, mimados de la fortuna, que moran en el inútil Hogar del Jubilado que muchos llaman Senado y en el mal llamado Parlamento, en el que la mayoría no Parla, siendo asalariados de mas de 5.000 euros mensuales, entrenados para un trabajo que consiste en aplaudir a sus líderes digan lo que digan. Se permite dormitar, ausentarse, fingir enfermedades y jugar por internet, como Celia Villalobos, cogida infraganti que ha sido premiada actualmente con la Comisión del seguimiento del pacto de Toledo, cobrando casi 7.000 euros. ¡Cuantas comisiones y cargos inútiles! La clase política, mediocre hasta lo inimaginable, hace bueno lo que por los años 40 se decía de la Unión Soviética: "¿quien controla al controlador, quién vigila a la Policía?"
Sueldos mínimos de más de 4.000 euros, que engordan con comisiones, dietas, taxis, viajes y otras prebendas, cuando en Canarias, uno de cada cuatro asalariados no llegan a los mil euros y el salario mínimo no llega a 700 euros, pensiones completas ,cuando en nuestras islas uno de cada dos jubilados cobran menos de 655 euros (LA PROVINCIA) y solo uno de cada cuatro perciben más de 1.000 euros.
Hay más leña para el fuego. Los políticos pueden compaginar dos o tres tipos de pensiones. La indemnización por cese parlamentario equivale a un mes de la asignación constitucional por cada año de mandato, durante dos años. Cuando el ministro cesa se le indemniza con el 80% de lo que cobraba por su cargo y, además, puede compaginar ese ingreso con el de senador o diputado, Algunos datos para apuntar en la libreta negra de la felonía. Rato se jubiló del Fondo Monetario Internacional con 20000 euros-año vitalicio. Solbes totalizó un retiro de 12.000 euros mes. Puedo aportar cientos de agravios que hemos de cortar obligando a los políticos- cuyas prebendas no solo se mueven por las masas salariales, sino por otros muchos privilegios-, a que allanen las enormes diferencias que les separan de la mayoría de los ciudadanos. Si no lo hacen será el pueblo el que los debe colocar en la mesa donde se logran las igualdades. Por supuesto debemos vigilar si entre los 150 puntos firmados por el PP y su Célula Loca se eliminan estas diferencias económicos. ¡Basta ya de privilegios!
