La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Martín Alonso

la mirada de andersson

Martín Alonso

La carcoma

Si en algún momento de su vida ha afrontado la aventura de rehabilitar una casa antigua, entonces usted habrá oído algo sobre un monstruo muy particular: la carcoma, una especie de diminuta bestia que atemoriza a todo contratista. La carcoma no se deja ver. No se asoma por la superficie ni planta banderas sobre el terreno conquistado. Todo, en apariencia, está en orden mientras el bicho trabaja en la sombra: roe y taladra la madera hasta arrasar con puertas, ventanas, marcos, muebles y todo lo que se le ponga por delante.

Como cada verano de los últimos 67 años, la Unión Deportiva Las Palmas anda metida en un particular proceso de rehabilitación. Así funciona el negocio futbolero, tan viejo, tan feroz. Cambia el curso y, registre más o menos novedades en su plantilla -futbolistas que van; entrenadores que vienen-, al equipo amarillo le toca encontrar su lugar en el mundo. No le queda otra. El desafío es alcanzar esa meta lo antes posible, con celeridad y con todas las piezas -nuevas o no- bien encajadas en su sitio. Apenas hay tiempo para más.

Dos jornadas después del inicio de la competición -por tercer año consecutivo en Primera División; detalle que se debiera valorar si se repara en todo lo que costó llegar hasta aquí- los primeros síntomas que ofrece el nuevo proyecto de la UD Las Palmas no son prometedores, pero tampoco son perturbadores si no se mira más allá de los resultados. Que la Unión Deportiva cayera en Mestalla ante el Valencia CF y que no la oliera contra el Atlético de Madrid entraba en cualquier plan cargado de lógica. Hasta ahí, si la inspección abarca sólo el horizonte, todo es normal.

El pavor surge si la observación va un poco más allá y se rasca un poco la superficie. Entonces aparece la carcoma que, silente, ha empezado a roer la base del proyecto. Es cierto que Las Palmas sólo ha perdido dos encuentros ante dos rivales, a priori, más fuertes, pero las señales que envía el equipo deberían hacer saltar alguna alarma. El problema es real y es más grave de lo que parece.

La Unión Deportiva, hasta ahora, es un conjunto que compite con un nivel de tensión defensivo deficiente -de ahí que encajara dos goles en los primeros cuatro minutos del choque ante el Atlético-, presenta desperfectos severos en su dibujo táctico -muchas veces largo (con las líneas alejadas unas de otras), no tiene oficio ni claridad de ideas para ejecutar coberturas defensivas (desbarajustes que hacen más notables, por ejemplo, las carencias atrás de David Simón)-, no presenta -o no lo ha dejado ver- un patrón de juego más allá que darle la pelota a Jonathan Viera -siempre lejos del área, donde su fútbol es inocuo- y es menos fuerte sin piezas como Roque Mesa o Kevin Prince Boateng.

En el análisis caben más apreciaciones -mala lectura del adversario, ciertas apuestas en el once titular, la ejecución de los cambios, etcétera- para resaltar el mal de fondo que hace tropezar a la UD Las Palmas. Con todo eso -y más-, a Manolo Márquez le toca demostrar que posee el nivel suficiente para entrenar en Primera División. Tiene tiempo para trabajar y para hacer que el equipo le dé la pelota a Jonathan Viera cerca del área rival. Si logra eso, algo habrá ganado.

Pero Márquez no es el único responsable de que la carcoma campe a sus anchas en el interior del nuevo proyecto de la UD. También lo son los que treparon para conspirar contra Setién el año pasado, los futbolistas que boicotearon la incorporación de Roberto de Zerbi para tener un día a día más plácido y, sobre todo, el que permite todo esto. Crucen los dedos para que el bicho no haya tocado el bastidor.

Compartir el artículo

stats