L o mismo un día ocurre una filtración masiva de wasaps y nos enteramos cuál es la filosofía de vida de los que se dedican a la política. El concejal socialista en La Laguna Zebenzuí González tiene cara de oveja inofensiva, pero por un error a la hora de enviar un mensaje deja constancia de que es un supuesto depredador sin matices: "Yo a follar con empleadas que pongo yo y enchufo en el Ayuntamiento y después a hacer campañas por frikies". No es que todos los cargos públicos alcancen la categoría de bestia number one del suspendido de militancia, pero ya no hay duda alguna de que la verdadera caja negra de los que dirigen nuestros destinos políticos está en los wasap. Persecuciones, venganzas, mentiras, abusos, despotismos, misoginias, machismos, fobias, filias, neurosis, psicopatías... Todo está escondido ahí, en una red social a la que le confiamos nuestros mayores secretos y mejores perversiones. Las comisiones de investigación quedan reducidas a la nada frente a un desliz de la yema del dedo a la hora de enviar un mensaje: ya no hay retroceso que valga, has enviado a tu peor enemigo el mejor argumento para acabar contigo. Zebenzui ha caído en las garras disciplinarias del PSOE, y va camino de ser solomillo de dimisión por sus afirmaciones (está por ver si ha cumplido lo que dice). Suele pasar que hay mucho de aspiración, de elevar el tono para que los otros crean lo que realmente no eres: un fornicador, un enchufador y un tipo inteligente a la hora de cazar a frikies. ¿Corresponde a la imagen del poder que tiene Zebenzui? Sea una ficción o realidad, en los wasaps y sus grupos están los comportamientos y decisiones a las que no logramos encontrar explicación. Sólo hay que esperar a la equivocación y no hay salvación que valga. La única alternativa que le queda al edil lagunero es volver al papel y a la trituradora. Pero parece que ya es tarde.
