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OBSERVATORIO

Canarias: Clima, educación y desarrollo sostenible

El efecto de las actividades humanas sobre el clima de la Tierra ha sido un tema científicamente estudiado, y ya demostrado, desde muchos años. La comunidad científica, a partir de medidas en series temporales, como la Estación Europea de Series Temporales Oceánicas de Canarias (ESTOC) han demostrado el aumento de la temperatura en la superficie del océano, además de la transferencia de dióxido de carbono y la disminución del pH. Estos aumentos son críticos por los niveles, pero más aún por la escala temporal a la que se producen, provocando que exista aún más presión en el medio natural. Existen más de setenta acuerdos y compromisos internacionales para intentar disminuir esta presión antropogénica sobre el planeta. Estos acuerdos son importantes, pero debemos analizar el impacto social que han tenido, ya que la realidad es que en el mundo se siguen emitiendo cantidades de dióxido de carbono muy por encima de las permitidas o acordadas. El planeta alcanza récords de temperatura cada mes, comparados con registros históricos, superando cada mes al mismo mes de los años anteriores. Los fenómenos climáticos son cada vez más imprevisibles y distintos a los estudiados anteriormente. Solo hay que ver el evento de El Niño, los huracanes de estas últimas semanas, sequías y lluvias en diferentes zonas del planeta.

Dentro de la gravedad en la que se encuentra la Tierra, debemos tener especial interés en las zonas periféricas, islas y archipiélagos, ya que son zonas muy sensibles a cambios bruscos en el clima. En estas regiones, como en Canarias, el impacto del cambio climático global supone, junto a la contaminación, un grave problema para el desarrollo futuro. En este sentido, a Canarias además hay que añadir la presión poblacional a la que está sometida. Canarias ha pasado de 1,2 millones de habitantes permanentes en la década de los 80 a más de 2,2 millones de residentes en este año 2017. Pero, hemos recibido más de 13 millones en 2016 y se prevé que más de 15 millones en 2017. Esta alta presión hace que se acentúen por un lado, el impacto de los factores climáticos, pero también por otro lado la gestión de residuos y gasto energético. Hay que recordar que hoy Canarias camina con petróleo, ya que solo el 8% de nuestra energía se produce a partir de procesos alternativos a los combustibles fósiles, como son la energía solar y eólica, principalmente. Todo lo que hacemos en Canarias lleva implícito un consumo importante de petróleo. Es verdad que estamos en un lugar idílico para potenciar la investigación en otros campos de producción energética, pero corresponde a los políticos que nos representan ser valientes y apostar por un modelo energético diferente. Pero debe ser una apuesta seria, sin color político, sin fecha de caducidad y sobre todo, basada en el conocimiento de nuestros licenciados, graduados, ingenieros y expertos en la materia.

Canarias ha registrado unos niveles de temperatura, tanto en las islas como en la superficie del mar, que están por encima de los registrados históricamente. Este verano, el agua superficial está por encima de los 24 °C. Hemos tenido este último año, temperaturas de récord con olas de calor y calima prolongadas en el tiempo. Además, hay una notable ausencia de precipitaciones. Una sequía más que palpable en nuestras presas y nuestros acuíferos. Pero, el efecto del cambio climático, a pesar de contar con datos objetivos y rigurosos de la comunidad científica, cuenta con cierto nivel de desconfianza por parte de algunos ciudadanos. ¿Cuáles son los problemas, respecto al cambio climático, que la sociedad puede palpar? En este sentido, habría que destacar que el cambio climático no es algo que pasará en el futuro. El cambio climático es una realidad presente que ya está afectando a nuestra tierra.

Canarias necesita agua para vivir. Es un hecho tangible, necesitamos agua para cultivar y para subsistir. Nuestros agricultores pierden parte de sus cosechas cada año debido a las altas temperaturas y falta de precipitaciones. Nuestras presas y acuíferos están bajo mínimos, lo cual afecta al regadío de las zonas altas y de medianías de las islas. Eso no es un problema futuro, es un problema presente. Por otro lado, Canarias siempre ha sido tierra de pescadores, pero según los datos de capturas, ya hemos agotado el 90% de nuestros peces, respecto a los niveles de 40 años atrás. Esto provoca un fuerte impacto, no solo en las familias de pescadores, si no en la economía de todas las islas. Además, la tropicalización de las aguas hace que haya un impacto en nuestra biodiversidad marina. Junto a la llegada de especies invasoras por el tráfico marino hacen que nuestros ecosistemas estén amenzados. A esto debemos añadir efectos que se observan a más largo plazo, como el aumento del nivel del mar. El sistema debe estar preparado para el impacto de este cambio, pero para ello debemos tener un medio marino saludable y un medio natural más sostenible.

Exiten diversos puntos calientes que frenan la capacidad de resiliencia de nuestros mares frente al impacto del cambio climático. Uno de los más importantes en Canarias es la contaminación. Como se ha podido demostrar, Canarias genera una mayor cantidad de residuos (sólidos y líquidos) ahora que hace 20 años, lo cual es lógico debido al aumento de población y de turistas. Obviamente, este problema es mayor en las dos islas más habitadas, Gran Canaria y Tenerife, pero es un tema relevante y delicado en todas las islas del archipiélago. Llevamos unas semanas con muchas noticias y debates alrededor de los vertidos de aguas residuales en nuestras costas. Las aguas residuales sin tratar tienen muy baja concentración de oxígeno, altas concentraciones de materia orgánica, nutrientes y otro tipo de contaminantes, además de importantes cantidades de bacterias. Estos vertidos hacen que nuestro litoral pierda gran parte de su capacidad de resiliencia.

En este sentido, el centro del debate se ha convertido en quién vierte más y quién tiene más puntos de vertidos no autorizados. Hacer un balance exacto de cuánto se vierte sin depurar o mal depurado debe ser una prioridad, para lo cual se debe exigir transparencia total a los siete consejos de aguas insulares. Pero lo que nos debería preocupar en realidad es solucionar el problema, porque cada día que pasa es un día más donde estamos frenando la capacidad de nuestro entorno para amortiguar el efecto del cambio climático en Canarias. Es verdad que el modelo de sociedad ha cambiado, que la población y los vertidos residuales cambian y no tienen la misma naturaleza que hace décadas, y por lo tanto, hay que analizar este nuevo escenario para tener una mejor gestión de los vertidos. Cada caso debe ser estudiado de forma individual y buscar soluciones propias. Facilitar la conexión a la red de saneamiento y promover aquellos modelos de depuración de aguas que nos permitan alcanzar una mayor cantidad de aguas regeneradas. Hay muchas posibles soluciones en la mesa, ya que la mayor ventaja de Canarias es la alta cualificación de personas preparadas para trabajar en este asunto. Ahora, toca invitar a los que toman decisiones a contar con ellos, exigir transparencia y rigor. Generar comités de evaluación, aglutinar ideas y discutirlas de forma científica y técnica. Pero, sobre todo, a pensar en Canarias y en nuestro futuro.

Pero este no es el único problema de contaminación que afecta a nuestro litoral. Tenemos un consumo tan grande de plásticos que no podemos reciclar más que el 7% de los que consumimos y la gran mayoría termina en el mar. Se estima que a nivel mundial, alrededor de entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año. Dentro de este grupo, tienen especial impacto las colillas. Se ha demostrado que una sola colilla es capaz de contaminar entre 8 y 10 litros de agua. Hay que buscar solución a esto, pero hay que hacerlo ya. Aquí juegan un papel importante los gobernantes, ya que deben ser valientes y establecer medidas para minimizar el uso de plásticos de un solo uso, al menos. Pero, la realidad es que aquí todos tenemos un papel relevante. Cada medida que, a modo individual, tomemos será de ayuda para una Canarias más sostenible. De nuevo, todas estas alteraciones antropogénicas solo provocan que nuestro medio marino pierda capacidad de resiliencia, acentuando más aún si cabe, el impacto del cambio climático en nuestras islas.

Como reflexión personal, considero que debemos hacer grandes esfuerzos para divulgar, para educar y para cambiar el modelo social. La sociedad quiere participar porque ellos quieren una Canarias sostenible. Pero debemos darles los conocimientos y las herramientas. La educación siempre debe ser la base de una sociedad desarrollada.

Entre muchos temas, estos se han tratado en el Foro Océanos: Canarias ante el impacto del cambio climático, que se ha celebrado el 5 y 6 de septiembre en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Este foro, organizado por la Sociedad Atlántica de Oceanógrafos, busca compromisos reales a escala local, dentro de la medida humana y económica que cada uno de nosotros como personas, instituciones, empresas u organizaciones pueda llevar a cabo. La suma de todas estas mediadas locales harán, sin lugar a dudas, que se logren grandes retos para Canarias, aumentando nuestra capacidad de resiliencia y teniendo una Canarias más sostenible. Desde esta semana, empieza una nueva era en Canarias. Un tiempo de acción, donde todos debemos poner nuestro granito de arena y exigir compromisos a las instituciones. Entre todos lograremos ser referencia, porque Canarias somos todos.

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