Cristina Petre, Margarita Falcón, Juana Gutiérrez, Carmen Gil y Marina Rayón prestaron sus voces y su dominio del inglés y del español a los ponentes del VI Congreso Mundial de Estudios sobre Momias, celebrado en Lanzarote entre el 20 y el 24 de febrero pasado. Son alumnas de cuarto curso de Traducción e Interpretación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y su labor en el congreso constituyó la primera experiencia práctica de interpretación simultánea de sus carreras.¶

Cinco días de jornadas maratonianas quedarán grabados en las memorias de las cinco alumnas y de los dos profesores que las acompañaron y apoyaron en todo momento: Susan Cranfield y Manuel Wood Wood. Entre huesos, momias, presentaciones power point e investigación en Internet pasaron entre 12 y 15 horas diarias. Cuando evocan el Congreso, se ven de nuevo en la sede de Teguise, el convento de Santo Domingo.¶

Dos semanas después de acabada la tarea, casi han olvidado la angustia de los días precedentes, como el estudiante que olvida los nervios de antes del examen una vez lo ha superado con nota. Igual que en los exámenes orales, aquí tuvieron la oportunidad de saber la calificación al momento y comenzar a dejar atrás la angustia. Los profesores, que observaron su evolución día a día y fueron orientándoles para mejorar el trabajo, se mostraban satisfechos el nivel que daban. Pero, además, sobre la marcha recibían el agradecimiento de los ponentes y las felicitaciones de congresistas y de la organización.¶

INVESTIGACIÓN PREVIA. Realizaron la traducción simultánea de un total de 181 ponencias muy técnicas y de un vasto campo de estudio, sobre el que tuvieron que investigar previamente -apoyándose mucho en Internet- para poder dominar unos términos que no son los habituales de una conversación. El tecnicismo de las comunicaciones y la brevedad del tiempo de exposición con que contaban los ponentes, 15 minutos cada uno, jugaban en su contra.¶

Sin embargo, Wood subraya que "lograron templar sus nervios, algo muy importante en un buen intérprete". Cranfield destaca que "sobre todo han aprendido a desenvolverse, a afrontar las dificultades inesperadas que surgen aquí como en todas las facetas de la vida y a perder el miedo". ¶

Marina Rayón, alumna asturiana de 23 años, explica que su truco para superar el miedo escénico era no pensar que estaba hablando para un auditorio que a veces llegaba a concentrar a 200 personas. Ella miraba al ponente y se centraba en su exposición. Con todo, podían surgir dificultades, como que el científico estuviera nervioso, se sintiera inseguro de su inglés y empezara a leer a toda velocidad, o bien tuviera un acento difícil de entender y, por consiguiente, de interpretar. ¶

Su compañera Carmen Gil, grancanaria de 21 años, cree que los nervios no se van, sino que "te terminas resignando a convivir con ellos y haces lo que puedes".