Nadie es perfecto", le decía Joe E. Brown a Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco poniéndole ojitos. De fondo una banda sonora que como las de Memorias de África, Titanic, o El Guardaespaldas ya no volverán a escucharse en las salas del Multicines Royal por obra y gracia de una piqueta.

Ayer los muros de uno de los cines más antiguos de la ciudad -en funcionamiento desde hace más de ochenta años- cedieron ante el empuje de las máquinas. Así, las salas del Multicines Royal, ubicadas en León y Castillo, tuvieron el mismo destino que el Capitol y que tendrán los Galaxy's, las tres empresas de proyección cinematográfica más antiguas y emblemáticas de la ciudad. En apenas una década todas ellas han ido cediendo ante la escasa rentabilidad que viene generando la industria del cine, la competencia de las nuevas tecnologías y la especulación inmobiliaria. De hecho, el solar dará paso a un edificio de aparcamientos y oficinas, cuya construcción se iniciará nada más finalizar las obras de derribo y retirada de escombros.

La historia del Royal se inicia cuando Jesús Rodríguez Doreste adquiere en 1963 una pequeña sala de proyección. Con los años fue añadiendo a su patrimonio varias parcelas orientadas hacia las calles Murga, León y Castillo y Venegas. En 1985 sus cuatro hijos, los hermanos Rodríguez Acosta, ampliaron aquel primer proyecto cinematográfico y de un sala pasaron a seis, transformándose así de cine en multicines.

Sin embargo una cada vez más escueta cifra de asistentes llevó a los herederos de Rodríguez Doreste a decidir echar el negocio y vender el edificio en marzo de 2006. En la actualidad capean como pueden la crisis de cinéfilos en las salas del Centro Comercial La Ballena.

Ayer, Marisa Ramírez no quiso perderse un momento que ella califica como "histórico". Durante más de veinte minutos permaneció apostada junto a un negocio de impresión ubicado en la calle Murga. Desde ese punto de mira contó con una visión privilegiada del derribo de uno de los laterales del que fuera uno de los más importantes cines de la ciudad en la década de los ochenta. Marisa contemplaba la escena con cierta nostalgia. "Antes veníamos al cine a darnos el atracón con el novio. Prestábamos poca atención a la película. También recuerdo con mucho cariño el olor a roscas en toda la sala. Me da mucha pena que lo echen abajo", relata.

Las obras de demolición, que se prolongarán por espacio de una semana, comenzaron con el lateral de la calle Murga, mientras que para el sábado está previsto que la empresa Navarro SL proceda a derribar la fachada situada en la calle Venegas, donde aún pueden distinguirse algunas de los carteles de los éxitos cinematográficos de los últimos años. No será hasta el próximo sábado, 22 de agosto, cuando se complete el derribo del edificio con la fachada principal en la calle León y Castillo.

Los actuales propietarios construirán en el solar, de 1.100 metros cuadrados, tres sótanos, seis plantas de oficinas y una planta bajo cubierta. Dispondrá de 76 plazas de aparcamientos y un local comercial.