El Nobel Forum contó en la tarde de ayer cuatro conferencias que pivotaron en torno a los Derechos Humanos, caso de la intervención de Rosalía Arteaga, presidenta de Ecuador entre el 6 y el 11 de febrero de 1997, tras el derrocamiento de Abdalá Bucaram, destituido por el Congreso Nacional de Ecuador y del cual fue antes vicepresidenta.

Arteaga puso su breve experiencia como presidenta como ejemplo para explicar la exclusión sexual como parte del "carácter multidimensional de la pobreza: "Yo perdí la presidencia de la república de mi país por ser mujer", apuntó, "a mí me tocaba quedarme hasta el año 2000 y me tocó muy poco tiempo por ser mujer, porque los miembros de la Asamblea Constituyente de mi país y sobre todo las fuerzas armadas, no querían tener al mismo tiempo una jefa del Estado y del ejército".

La política destacó durante su exposición la vigencia de "la cohesión social", tanto dentro de los Estados como "más allá de las fronteras", herramientas presentes cada vez más en la agenda de los países.

Arteaga indicó que "hoy día hay esfuerzos por modernizar la economía y estabilizar la democracia en América Latina", aunque puntualizó que "con algunas excepciones como alguien que anda por ahí operándose", en referencia al presidente venezolano Hugo Chávez y su tratamiento en territorio cubano del cáncer que padece; "y tiene seguidores, por desgracia", añadió. La sudamericana describió la globalización como un proceso respecto del que, "aunque estés en contra, existe", y alertó de que "la defensa total de lo local puede llevarnos al extremo de la intolerancia".