El arqueólogo José Farrujia presenta hoy, a las 20.00 horas, en el Club LA PROVINCIA, su último libro, 'Ab initio', publicado por Ediciones Idea, donde demuestra cómo la política, la sociedad, la economía y la cultura han condicionado los modos en que los historiadores y arqueólogos se han apropiado del pasado de las Islas. El libro muestra los últimos estudios sobre las crónicas, fuentes etnohistóricas, relatos e investigaciones sobre cómo era el primitivo poblamiento de Canarias.

¿Qué le parece que el Instituto Canario de Estudios Históricos haya pedido la apertura de la tumba de Fernando Guanarteme para cotejar su ADN?

Hoy en día está demostrado, por la vía arqueológica y de ADN, una clara vinculación en Canarias de los primeros pobladores, antes de la conquista, en el siglo XIV y XV, y el mundo norteafricano,que confirma la relación que existe entre el mundo amazig norteafricano y el indígena canario. Pero a partir de ahí hay que tener mucho cuidado con estos estudios, porque la genética viene a ser una versión moderna y actualizada de la antigua raciología, con todos los problemas que eso conlleva. Todos sabemos que el concepto de raza está desfasado y que tiene unas implicaciones política claras empleadas a lo largo de la historia para algunas cuestiones bélicas como el tema nazi. Por lo que para mí es un tema muy delicado y complejo.

¿Qué le parece la actual política de rehabilitar los yacimientos arqueológicos de Gran Canaria, mientras el Museo Canario tiene unas deficiencias alarmantes?

El modelo de gestión patrimonial en Gran Canaria, desde el punto de vista arqueológico, es modélico para el resto de las islas. Porque en Gran Canaria se ha logrado poner en valor el patrimonio previo a la conquista de forma íntegra, no sólo yacimientos habitacionales, sino también funerarios, cultuares, etc. Pero nos encontramos con ese patrimonio museístico que es fruto de ese corte de subvenciones que hemos tenido, y de esa situación un tanto ambigua ya que, según la Ley de Patrimonio, todos los museos insulares deben de ser de titularidad del Cabildo, por lo que no está muy clara la personalidad jurídica del Museo Canario, que no se corresponde con lo que establece la Ley de Patrimonio. Pero sí es demencial que una institución como el Museo Canario, con lo que ha aportado desde el punto de vista documental e histórico, y teniendo en cuenta su propia proyección internacional, tenga los problemas por los que actualmente atraviesa.

¿Cree que áun queda por descubrir la gran necrópolis canaria que desvele muchos enigmas sobre los primeros pobladores?

Todavía hay muchas lagunas sobre nuestro pasado más remoto, la etapa previa a la conquista. A raíz de que surgiera la noticia del hallazgo de una supuesta cueva en Tenerife con mil momias, parece que a todo el mundo pone el punto de mira en las necrópolis. El conocimiento sobre el pasado indígena no tiene por qué estar ligado a la recuperación de necrópolis y momias. Existe otro tipo de yacimientos, como los habitacionales, que muchas veces nos aportan más información, porque estamos hablando de las pautas de vida diaria que tenían estos habitantes.

Algunos investigadores hablan de que es necesario una crónica de la conquista desde el punto de vista de los vencidos.

Una de las tesis centrales es que hay más elementos de falsedad que de certeza en las teorías que se han utilizado para explicar el poblamiento de Canarias desde el siglo XIV hasta mediados del XX. Básicamente porque no contamos con fuentes originales de los propios indígenas, fuentes escritas. Todo el conocimiento que nos ha llegado está escrito por un sujeto histórico completamente ajeno al mundo cultural indígena. Nos han llegado fuentes portuguesas, francesas, castellanas. Pero no existe ni una sola fuente de los indígenas o sus descendientes. A diferencia de América, en Canarias no hay una crónica de los vencidos. Pero es que, además, en América las sociedades indígenas perviven hoy en día. En el caso de Canarias la conquista y colonización provocó la progresiva desaparición de la población indígena desde el punto de vista humano. Y eso conlleva que todo ese conocimiento ancestral que se había acumulado durante muchísimo tiempo se ha ido perdiendo progresivamente, con lo que todos los esfuerzos que se hacen para reconstruir el mundo indígena canario se hacen obviamente desde fuera.

¿Y cómo han sido precisamente esas crónicas?

Lo que se hizo entre el siglo XIV y XVIII fue inventar el pasado arqueológico de Canarias. En los distintos contextos históricos ha habido una imagen distinta del aborigen canario. No ha habido, en esos seis siglos, una imagen estable y coherente, sino que ha sufrido un cambio producto del panorama político del momento. A veces interesaba que fuera español para refrendar la política nacionalista de Franco. En otras que fuera francés porque había que legitimar la intervención de Francia en Canariasa finales del siglo XIX coincidiendo su política colonial en el norte de África. Luego en el siglo XV se les quiso ver como bárbaros ya que eran objeto de evangelización. Esto lo que ha hecho es deformar la realidad. Pero a partir del siglo XX hay ya modelos esperanzadores.

¿Hubo una integración total de los indígenas entre los colonizadores tras la conquista?

Cuando se produce la conquista muchos de los descendientes masculinos fueron vendidos en los mercados esclavistas del Mediterráneo. De manera que el elemento indígena que pervive es por vía materna. Se producen muchos enlaces con los nuevos colonos que viene de Andalucía, Extremadura, Francia, etc., y un mestizaje. Pero en los acuerdos del Cabildo de Tenerife se comprueba que constantemente se aprobaban leyes para contralar a las comunidades indígenas que se rebelaban.