Junto a la marquesina del parque San Telmo, allí donde desemboca la calle Triana, los transeúntes se paraban ayer con curiosidad ante una marea de zapatos de mujer que estaban siendo pintados de rojo. Se trataba de una de las cuatro partes fundamentales que componen la iniciativa contra la violencia machista Zapatos Rojos, que lleva realizándose desde julio, el día 25 de cada mes, y que tendrá su colofón en octubre, cuando el calzado, seco y listo, se disponga sobre los adoquines a modo de denuncia.
Organizada por Mujeres Libres Yazirat, uno de los colectivos que forman parte de la Red Feminista de Gran Canaria, en el marco de la marcha estatal prevista para el 7 de noviembre contra este tipo de agresiones, el proyecto, nacido hace seis años en Ciudad Juárez, constituye una pieza de arte público que presenta los zapatos como la ausencia de todas esas mujeres que ya no están, que han sido maltratadas o asesinadas.
Elina Chauvet, la artista mejicana que concibió la idea a partir del duelo, la invisibilidad, la impotencia y la necesidad de hacer público el dolor propio y ajeno que atraviesan las mujeres y los familiares en la ciudad más conflictiva del Estado de Chihuahua, ha conseguido internacionalizar y expandir un proyecto que aterrizó este año en España.
"Ya se ha realizado en otras ciudades como Bilbao, Valencia, Córdoba y Málaga. Es algo que causa respuesta social, debe causarla. Nosotras contactamos con Chauvet en diciembre y nos enteramos de que había que firmar una especie de contrato de compromiso, que establece una serie de condiciones, porque realmente esta es una réplica del arte que ella lleva a cabo en la calle y que se hace desde la participación ciudadana", explica una de las representante de la cooperativa Mujeres Libres Yazirat, Ana Ramos Hernández.
Esta iniciativa persigue, según Ramos, "invitar y concienciar a la gente, a la vez que se reacciona socialmente ante una situación. Lo bonito de esto es que ella nos plantea que algunos de los zapatos se los enviemos a Ciudad Juárez una vez finalizada la exposición para que cuando ella quiera representar la pieza pueda usar zapatos de todas partes del mundo".
La pieza, símbolo del vacío, la desolación y la pérdida, fusiona en su rojo pasión sangre y amor, en un guiño ácido a ese "amor que mata", y a todos los estereotipos que subyacen en el inconsciente colectivo.
"La violencia de género es un problema de Estado, es un problema de primer orden y ante el cual no se han tomado las medidas oportunas. Por ejemplo, las casas de acogida son temporales, los convenios no se prolongan en el tiempo. No se superan este tipo de situaciones con dos o tres meses de apoyo psicológico. Son necesarios dos o tres años, incluso más, y eso debería apoyarlo el Estado. Por otra parte, el primer paso es que ellas se den cuenta, que decidan que quieren arrancar la situación de raíz. De nada sirve denunciar para volver luego a lo mismo", afirma Elena María Suárez Pérez, de Mujeres Libres Yazirat. En su opinión, "la gente joven convive con muchísimos estereotipos y ni siquiera se percata de ello. En ese sentido, hacen que las mujeres retrocedamos en el tiempo en vez de avanzar".
Con el feminicidio como telón de fondo, la iniciativa, que reúne a hombres y mujeres de todas las edades, acoge a otras asociaciones como Isadora Duncan, Frida Kahlo, Mujeres, Solidaridad y Cooperación, Mujeres Jóvenes de Gran Canaria Ágora violeta, Mujeres Deportistas Canarias y Zuleima, entre otras, que colaboran en el proceso previo a la presentación definitiva que, en palabras de Ramos Hernández "se espera que se extienda a otros lugares, como Tenerife, donde mis compañeras del colectivo tienen intención de llevar a cabo los trámites necesarios".
Zapatos Rojos, que hace justo un mes supuso toda una sorpresa para la organización tras su primera sesión en la capital grancanaria debido a la alta participación obtenida, ofrece la posibilidad de hacer donaciones y dejar mensajes que, junto al calzado, se manifestarán contra la violencia machista.
