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Entrevista

"Las experiencias cercanas a la muerte las registramos como hechos reales"

"Intentamos comprobar si hay algo, la consciencia, que sobrevive después de la muerte cerebral", afirma José Miguel Gaona, doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría Forense

¿Cómo surgió su interés por investigar las experiencias cercanas a la muerte, un fenómeno que parece poco "científico"?

Todas aquellas cuestiones que se desprenden del comportamiento humano son dignas de ser estudiadas por la ciencia. Aunque tan solo fuera por la experiencia en sí, pertenecen al campo de la psicología, de la antropología y de la psiquiatría. Es totalmente científico y noble estudiarlas desde esas perspectivas. Soy psiquiatra, especializado en temas de drogas durante muchos años, y observé que muchos de mis pacientes adictos a la heroína sufrían experiencias cercanas a la muerte. De ahí surgió mi interés por estos fenómenos.

En sus investigaciones, ¿se basa solo en lo que le cuenta la gente que ha tenido esas experiencias?

No, no. El primer libro que escribí sobre estas cuestiones, Al otro lado del túnel, versaba sobre experiencias cercanas a la muerte; en gran parte había anécdotas, historias que nos contaban y a las que nosotros procurábamos dar un tinte científico, en el sentido de querer explicarlas desde el punto de vista de la neurología. En el segundo El límite, he intentado ir aún más allá.

¿Y cómo explica la ciencia esas experiencias cercanas a la muerte?

La hipótesis es que esas experiencias, si bien en parte serían producidas por una cuestión meramente neurológica, habría otro aspecto a considerar: la supuesta supervivencia de la consciencia. En otras palabras, nuestra consciencia no se encontraría limitada al entorno del cerebro, sino que éste podría actuar de intermediario entre algún otro lugar de índole electromagnética y nuestro propio yo; es decir, el cerebro actuaría como una bisagra. Lo que podría dar lugar a que una vez acabado el soporte físico que es el cerebro, a pesar de todo permaneciese algún tipo de consciencia. Quizá no como la conocemos usualmente, pero sí una impronta de la misma.

¿Qué otros fenómenos extrasensoriales explicaría esa hipótesis?

La verdad es que son muchas cosas y muy diversas. Por un lado están las experiencias cercanas a la muerte -la película de la vida, la luz, el túnel- pero también otras cuestiones, como las experiencias del final de la vida, personas que cuentan que las han venido a visitar seres queridos ya fallecidos que les avisan de lo que va a suceder.

¿En qué consiste el Proyecto Túnel que usted dirige?

Se trata de un grupo de Facebook en el que aunamos a todo tipo de personas que han experimentado este tipo de cuestiones o están interesadas en ellas. Somos más de 10.000 personas de los cinco continentes, entre profesionales, aficionados y protagonistas de experiencias cercanas a la muerte o extra corpóreas. Se trata de descubrir nuevos casos de experiencias, con un aspecto terapéutico. Personas que se sentían desplazadas, que habían vivido su experiencia cercana a la muerte como un secreto, tienen un espacio libre para compartirla.

¿Qué investigaciones han realizado sobre esas experiencias?

Son casos en que supuestamente la consciencia abandonaría nuestro cuerpo y sería capaz de percibir cualquier cosa en derredor. Tenemos testimonios de personas que han podido relatar, por ejemplo, qué ocurría fuera del quirófano, en otras estancias, y en ocasiones a kilómetros del lugar donde se encontraban. Son casos relativamente frecuentes, y en mi libro describo uno que tuve yo mismo.

¿Y en qué consistió?

Fue una experiencia en la que tuve la sensación de salir fuera del cuerpo y ver lo que sucede alrededor desde una posición aventajada. Es un estado alterado de consciencia y se acompaña de ese posicionamiento visual, donde literalmente ves desde otro lugar, desde fuera de tu cuerpo.

¿Tienen algo en común las personas que viven experiencias cercanas a la muerte?

Todas tienen muchas cuestiones en común. El propio desarrollo de la experiencia suele ser bastante semejante. Si eres crítico con estas cuestiones podrías explicarlo diciendo que también nuestra neurología es semejante. Hay semejanza en los efectos, pero en cuanto a las personas que las sufren, pueden ser muy diferentes: una mujer que ha dado a luz, un joven que tiene un accidente de motocicleta, o pacientes que han tenido paradas cardiacas, como ha estudiado el cardiólogo holandés Pin van Lommel.

Algunos dicen haber visto la película de su vida en unos segundos. ¿Qué otros fenómenos se perciben en esas experiencias?

En muchos casos se da la revisión vital, aunque a veces la experiencia no es completa. Se distinguen varias etapas. En primer lugar la sensación de encontrarse sumamente tranquilo, la revisión vital, la luz, el túnel, en ocasiones la presencia de cosas o de entes en ese túnel que ayudan a la persona a progresar, encuentros con seres de luz, con paisajes? Los personajes con los que se encuentran pueden ser familiares o no, o personajes de índole religiosa.

¿Y qué sensación experimentan? ¿De paz y tranquilidad o de inquietud?

Habitualmente tienen una sensación de paz y tranquilidad. Pero una parte de ellos, entre un 10 y un 14%, tienen lo que se llaman experiencias infernales, que, como su nombre indica, son bastante desagradables. Otra sensación que experimentan es la de una extrema lucidez, pero que va unida a la inefabilidad, la dificultad para expresar lo que han vivido.

¿Cómo se pueden distinguir esos casos de las alucinaciones o de los sueños?

Cuando relatan sus experiencias cercanas a la muerte, como se ha comprobado en varios estudios, las zonas del cerebro que se iluminan son aquellas en que se almacenan sucesos verídicos, que han sucedido en la realidad, o que el sujeto al menos los tiene por reales. Se recuerda como algo real. Tal vez sea ese el motivo por el que se recuerdan con tantísima lucidez. Hay otras áreas del cerebro que rememoran una historia inventada, un sueño o una alucinación.

¿Cambia de alguna forma la vida de esas personas?

Una nota común es que adquieren una mayor espiritualidad y son más generosas y menos materialistas.

¿Todas esas personas creen después en la existencia de otra vida?

Sí. No solo eso, sino que además pierden el miedo a la muerte y adoptan una actitud distinta ante la vida, bastante más profunda, y bastante más de disfrutar de ella.

Estamos hablando de espiritualidad, pero también de ciencia? ¿Es fácil casar ambos aspectos?

Esa es la gracia de El límite, intentar explicaciones neurofisiológicas respecto a temas espirituales, y no por ello caer en la ortodoxia científica de decir que todo es por una cuestión neurológica pura y dura. La neurología está implicada en otro tipo de procesos, como por ejemplo de tipo espiritual, en los que partes del cerebro podrían actuar de nexo entre el mundo material y el mundo espiritual.

¿Cuál es el objetivo final de todos esos estudios?

Se trata de comprobar que esa consciencia que podría pervivir después de la muerte tiene un campo de expansión más allá del cerebro. Lo cual podría probar que es verdad que puede sobrevivir algo después de la muerte cerebral.

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