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Mas allá del 'guau'

Los perros son capaces de descodificar nuestros mensajes atendiendo a las palabras y su entonación, que añaden a la información visual

Un grupo de pastores belgas. LP/DLP

La ciencia ha ratificado lo que los amantes de los perros ya sabían muy bien: que los canes entienden lo que se les dice y cómo se les dice. Un reciente estudio cerebral realizado con 13 de estos animales concluye que en ellos se activa tanto el hemisferio izquierdo, en el que se procesa sobre todo el significado de las palabras, como el derecho, que se encarga de descifrar cómo se dicen esas palabras, de manera que son capaces de conjugar ambas habilidades. La más avanzada tecnología médica refrenda así esa verdad intuida desde hace siglos.

La veterinaria Rita Rodríguez explica que los perros "entienden sobre todo palabras cortas como 'sí' o 'no'. Las entonaciones también, el tono en que se les dice las cosas. Muestran felicidad ante un tono positivo, pero no si les das un 'no' tajante con voz grave y autoritaria. El tono es distinto cuando les recompensas o les llamas la atención. Además, pienso que en muchas ocasiones son capaces de interpretar nuestra actitud corporal".

A la luz de esta reciente investigación resulta que eso de que el perro es el mejor amigo del hombre tiene su fundamento científico. Si no el mejor amigo, al menos es el animal que comparte con él los mecanismos neuronales más sofisticados. Así, estos mecanismos para procesar las palabras no serían exclusivos de nuestra especie, pues los compartiríamos con los perros.

La veterinaria ve fundamental en la comunicación con los perros "el tono de voz, si es más agudo o más grave, además del uso de palabras cortas, como "calle" para indicar que va a salir. Los adiestradores de perros usan siempre palabras cortas, monosilábicas. Las cogen rápido, probablemente también las que tienen sólo dos sílabas".

El estudio científico incide precisamente en esta cuestión del tono de voz que comenta Rita Rodríguez, pues concluye que los canes al escuchar palabras comunes como "ven" o "siéntate" se muestran capaces de entenderlas pero asimismo prestan especial atención al tono con el que le son pronunciadas, que añade nuevos matices expresivos al mensaje lingüístico.

¿Pero tienen todos los perros esas habilidades desarrolladas de igual manera?. La veterinaria discrimina entre las distintas razas y se vuelve a referir a la experiencia de los adiestradores como un patrón a tener en cuenta. "Los adiestradores no trabajan con ciertas razas, que son muy difíciles porque son muy salvajes. Es el caso del husky siberiano, un perro poco socializado porque viene del Norte de vivir en manadas. No es que sea más tonto, sino que tiene un componente más salvaje, no están tan civilizados. Por contra, los perros de trabajo y rescate como el pastor belga y el pastor alemán o los labradores resultan muy rápidos en el aprendizaje. Las otras razas aprenden quizá más lento".

En la sofisticada descodificación que los perros hacen de nuestros mensajes no sólo entran en juego los códigos auditivos, lo visual también adquiere una importancia crucial. "Ven más o menos como nosotros, aunque no los mismos colores. Pero como no hablan, son muy observadores. Por ejemplo, si preparas las cosas para ir a bañarlo, no dice nada y se mete debajo de la cama. Si te ve coger las llaves para salir y vas vestido para ir al trabajo, sabe que no va a ir contigo, pero si te vistes con el chandal se pone a saltar. Observan mucho y se van quedando con detalles que puedan identificar, por ejemplo, con el hecho de que van a dar un paseo. Aunque no les hables, ya están esperando ciertos actos", explica Rita Rodríguez.

Los resultados de este estudio, que han dado la vuelta al mundo, son el producto del trabajo con 13 perros de un grupo de investigadores del equipo de Attila Andics, del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd, en Budapest, y que se publicó en la prestigiosa revista Science.

A los animales bajo observación se les hicieron varios escáneres cerebrales para medir la actividad cerebral cuando escuchaban las órdenes de sus adiestradores. Las zonas activadas en cada momento eran captadas por los equipos. Así, se ha podido esclarecer científicamente lo que antes se creía un sexto sentido de los canes, que son capaces de oír las palabras de elogio y cómo se dicen éstas, así como diferenciar la entonación que se emplea.

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