La sonda Osiris-Rex de la NASA despegó ayer rumbo al asteroide Bennu, un cuerpo celeste que en su superficie rocosa esconde el enigma del comienzo del sistema solar y al que los científicos quieren observar de cerca por su trayectoria potencialmente peligrosa para la Tierra. Con su despegue desde la base Cabo Cañaveral, en el estado de Florida, la misión no tripulada inició un largo viaje de siete años, ida y vuelta, al asteroide Bennu, considerado uno de los más cercanos a nuestro planeta al encontrarse a una distancia que oscila entre los 448.792 kilómetros en su punto más cercano y los 344.075.101 kilómetros.

Los investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias Javier Licandro y Julia de León forman parte del Grupo Científico , y participan en dos de las fases de la misión.

Osiris-Rex recogerá muestras de la superficie rocosa de Bennu y las traerá a la Tierra para que los científicos puedan analizarlas y descifrar nuevos misterios del origen del sistema solar y de la vida en nuestro Planeta. Es la primera vez que EEUU emprende una misión para recoger muestras de un asteroide y traerlas a la Tierra, hazaña que logró hace años la misión japonesa Hayabusa que viajó hasta el asteroide Itokawa y volvió con muestras.

Los científicos de la NASA creen que Bennu podría contener algunas moléculas orgánicas, como los aminoácidos que podrían haber contribuido a la formación de la Tierra y que determinan las posibilidades de que haya vida en otras partes del sistema solar. Además, estudiará las características de Bennu, forma, tamaño, masa y su órbita casi circular, que se acerca a la Tierra cada seis años.

La NASA incluye a Bennu en su grupo de Asteroides Potencialmente Peligrosos (PHA en sus siglas en inglés), aquellos más cercanos a la Tierra y que, en el caso de Bennu, significa que tiene una posibilidad de entre 2.700 de impactar en la Tierra en algún momento entre 2175 y 2199. Por eso, la NASA considera esta misión "pionera" para reconocer objetos que puedan representar una amenaza e impactar contra la Tierra en un futuro. El acercamiento entre los cuerpos no comenzará hasta agosto de 2018, cuando la sonda habrá orbitado alrededor del Sol durante un año para encontrar su camino a Bennu y tras haber usado el campo gravitacional de la Tierra.