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Investigación

Cuando el ADN reparte las herencias

El acceso a los derechos sucesorios motiva buena parte de las pruebas de paternidad que se solicitan en las Islas

Cuando el ADN reparte las herencias

El derecho a cobrar una suculenta herencia puede depender del aséptico veredicto del ADN. El acceso a los derechos sucesorios es una de las principales causas que motivan la solicitud de pruebas de paternidad en Canarias, según explica Joaquín Blanco, propietario del laboratorio que lleva su nombre, ubicado en Las Palmas de Gran Canaria. "La mayoría de la gente que viene para pruebas de paternidad sólo quiere información y precios, luego están los que se las hacen por algún caso de herencia y quienes tienen alguna duda sobre su paternidad por si hubiera existido alguna infidelidad", afirma.

Hace diez años que estas pruebas se pueden solicitar desde las Islas y lentamente van extendiéndose, coincidiendo con la proliferación de establecimientos que las ofrecen y el abaratamiento de sus costes, situados hoy entre 250 y 600 euros. En todo caso, laboratorios como el de Blanco envían las muestras obtenidas a las grandes sedes de la Península -fundamentalmente Madrid, Barcelona y Zaragoza-que son quienes realmente llevan a cabo los exámenes del ADN.

A pesar de esta lenta expansión y del descenso de los precios, los tests de paternidad siguen siendo algo minoritario en las Islas. "Esto no es como quien se hace un análisis del nivel del colesterol, las pruebas de paternidad son aún caras. Yo no veo que haya aumentado el número de solicitudes que recibimos en este laboratorio, es más o menos la misma cantidad. Pero se hacen más porque cada vez hay más laboratorios que las ofrecen", añade Blanco.

A estas opciones hay que sumar la más reciente posibilidad de solicitar las pruebas a uno de los laboratorios que operan a través de internet, que envían un kit a quien contrata el servicio para que pueda recoger la muestra y a su vez mandarla para que sea analizada.

El lanzaroteño Biolab Siete Mares, ubicado en Puerto del Carmen, recibió el año pasado tres solicitudes de prueba de paternidad, las mismas que en 2015. Sus responsables coinciden con Blanco en su análisis de este sector. "La gente viene y pregunta muchísimo, pero al final no se hace cargo por el precio. Estas pruebas todavía están un poquito caras", aseguran sus responsables, que añaden otra razón que motiva la realización de estas pruebas: dilucidar el pago de pensiones al presunto hijo. "Quieren saber si lo mantienen o no", indican.

No todos las pruebas de paternidad son iguales. La principal diferencia atañe a la posibilidad de que puedan ser esgrimidas como prueba en un procedimiento judicial. Así, la realización de un test de paternidad de carácter probatorio cuesta 576 euros en Biolab, por 427 el que no tiene este carácter, denominado anónimo. Las pruebas sirven para dilucidar si corresponde o no una pensión alimenticia, la custodia o el cobro de la herencia.

No sólo los precios han disminuido a lo largo de los años, también lo ha hecho el tiempo que tarda en estar listo el resultado. "Hoy es una prueba habitual de muchos laboratorios. Ha aumentado la velocidad, antes podría tardar tres semanas, ahora no llega a diez días", añade Blanco.

La materia prima para la realización de esta prueba es el material genético. Joaquín Blanco señala que "tienes que tener material genético suficiente, lo más habitual es con sangre, pero también puede ser con saliva, sobre todo en el caso de personas que son reacias a pincharse. En el caso de que el examen implique a menores hay que contar con la autorización de sus padres". Ficciones televisivas como CSI han extendido la creencia de que el ADN necesario para estas pruebas puede impregnar casi cualquier objeto que haya estado en contacto con la persona de la que se quiere conocer su posible relación de paternidad, pero las vías para obtenerlo son las indicadas anteriormente.

Las pruebas de paternidad se pueden solicitar por muy diversos motivos. Buscan confirmar el parentesco ascendente, pero esta confirmación bien puede servir para apoyar procedimientos judiciales que tienen que ver con divorcios o herencias. También son muy útiles para dilucidar un posible intercambio de recién nacidos. Su carácter científico, el alto nivel de fiabilidad de sus resultados y la consideración probatoria que tiene su inclusión en el trámite procesal hacen de ellas una herramienta muy útil a disposición de los ciudadanos. Y sólo llevan una década con nosotros.

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