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Entrevista a Miguel Afonso

"Con la obra rememoramos la poesía y reivindicaciones sociales de Lezcano"

"Resultó difícil encajar los poemas para que formaran parte del diálogo de los actores y a su vez conectarlos con la música", confiesa el acordeonista, autor y director de 'La Cantadera'

Miguel Afonso. SANTI BLANCO

¿Qué supone para usted la figura de Pedro Lezcano?

Para mí ha sido un poeta del pueblo imprescindible, aparte de ser un comunicador maravilloso. Para los que lo conocimos fue un provocador de identidades y se acercó por completo a los problemas sociales, del sacrificio y las penurias de los años 40 y 50 en Canarias. Lo conocí con dieciséis años y me transmitió esa sensibilidad. También supone para mí un referente literario.

¿Cuál de sus facetas prima en el espectáculo La Cantadera , la literaria o la política?

No tuvimos la menor intención de esconder la parte política y social de Pedro porque queríamos acercarnos al personaje tal como es, a sus gestos, a su forma de hablar... La Cantadera respira todo lo que es Lezcano, es el miembro principal de la obra. A pesar de dramatizarla, ponerle diálogos, queríamos dar un visión del Pedro político, humanista y amigo.

Lezcano fue un gran poeta social, activista de izquierda, que llegó a la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, un caso único en la contemporaneidad de Canarias. ¿Cree que su memoria sigue viva?

Por supuesto, Pedro sigue presente en un sector de la población que conoció su época. Veo necesario que las nuevas generaciones empiecen también a conocer su obra para que se siga rememorando su figura como referente en la literatura canaria y en la vida social de las Islas.

¿Idealiza esta obra dramático-musical la experiencia de sus 16 años cuando comenzó a hacer música con Lezcano y Mestisay?

Fue inevitable que me vengan imágenes de sus conversaciones. Al realizar el proyecto busqué verlo delante, que el actor Pepe Batista plasmara la forma de Lezcano de sentarse, gesticular (mover las manos al hablar) y mirar. Batista encarna a dos personajes en La Cantadera: al dependiente que vende los zapatos a Dorita y al capataz que, con su látigo, hace que se muestre el sacrificio de trabajar el tomate de los aparceros.

Este espectáculo se inspira en un relato en prosa de Lezcano, "los primeros zapatos de la cantadera", reivindicación social de los aparceros y labriegos de otra época. ¿Permanece aquello en la sensibilidad actual o ha caído en el olvido?

Las nuevas generaciones ya no recuerdan a esos aparceros recolectando tomates. Yo fui de la última generación que aún mantiene vivo el recuerdo. Fue una época dura para Canarias. Me imagino cómo vería Lezcano las condiciones infrahumanas en que vivían las familias. Le tuvo que impactar porque en su obra siempre se refiere al tomate, al aparcero y a esas condiciones deplorables en que se encontraban estas gentes de la zona sur.

También evoca los tiempos gloriosos del Teatro Insular de Cámara, sostenido contra viento y marea por Lezcano y su hermano Ricardo...

Al Teatro Insular de Cámara lo tuvimos como referente al construir este encargo de La Cantadera por el municipio de Santa Brígida para el décimo memorial de Lezcano. Uno de los libros que revisé fue La Ruleta del Sur, uno de los montajes principales del TIC. Intentamos reflejar su escenografía en La Cantadera, dándole ese mismo aire, ese decorado que se aproxima al ambiente isleño de la época de la obra.

Pepe Batista, que colaboró como actor en aquellas funciones, vuelve ahora a escena para recrear la figura de Lezcano. Su implicación emocional debe ser intensa...

Desde luego. Pensé que era el ideal para interpretar el papel porque también siente el cariño y el recuerdo de Pedro. Hace años que en nuestras conversaciones salió a relucir nuestro amigo y poeta. De todas formas, todos los componentes del equipo estamos muy contentos porque el texto nos ha hecho sentir estupendamente en los ensayos. Hubo muy buen acoplamiento de la música al texto, a la forma de interpretar de los actores, a la danza contemporánea de Eliana Dolgikh. Ha supuesto un regocijo encontrarnos con Pedro en cada ensayo.

Dice usted que la dramatización de esa parte de nuestra reciente historia cultural "propicia un estado tan onírico como tangible"...

Lo onírico y realista lo engloban el texto y la acción de los actores. Hay personajes oníricos que representamos a través de de la poesía de Lezcano. El realismo lo muestran los elementos de denuncia social.

Antes de presentar La Cantadera en la Sala Insular de Teatro, la han rodado en Agaete y Santa Brígida. ¿Cómo ha calado en el público de ambas villas?

Hubo una respuesta estupenda. Salimos muy contentos. Las críticas fueron todas positivas. La sensación de quienes conocieron a Lezcano es de que estaba sobre el escenario. Resultó difícil encajar los poemas para que formaran parte del diálogo de los actores y a su vez conectarlos con la música. El resultado ha sido esta obra de cincuenta minutos como cierre del décimo memorial del poeta en su municipio, Santa Brígida.

¿Consiguen una fusión eficaz de texto y música?

Impera el teatro sobre la música la cual sirve de colchón para el texto de Lezcano. Lo que se pretendió con la música es que enganchara perfectamente con los textos, que apuntillara los momentos de emociones, alegría y canto en los almacenes del tomate y que llevara de la mano la interpretación actoral.

¿Está satisfecho con el trabajo actoral de Pepe Batista, Guacimara Correa y Eliana Dolgikh, y con la aportación musical de Ner Suárez, Ana Gil, Caterina Trujillo, Ivanoff Rodríguez y Dani Moreno?

Estoy muy satisfecho del éxito obtenido y del compañerismo entre los miembros del equipo.

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