"Líder del aparato logístico de esta organización en su filial grancanaria, siendo éste un conocido empresario del sector de la hostelería". De esta forma se refería el pasado viernes la Guardia Civil en un comunicado al propietario del restaurante marroquí El Rifeño, quien fue detenido el pasado mes de mayo como presunto cabecilla en Canarias de la rama de una banda de narcotraficantes asentada en Marruecos y España. La operación finalizó con el arresto de nueve personas, el registro de siete domicilios, entre ellos el mencionado establecimiento situado en el barrio capitalino de Vegueta, y la incautación de 470 kilos de hachís en el garaje de una vivienda de la localidad aruquense de Santidad.

Aunque la nota remitida desde la Comandancia de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, desde donde se dirigieron las pesquisas de la denominada operación Teide, no indica que el líder en las Islas sea el citado propietario del negocio, fuentes cercanas a la investigación confirmaron ayer este hecho. En el escrito se hace referencia en varias ocasiones a este empresario, que supuestamente pertenece a "una de las organizaciones criminales más activas del momento en Canarias dedicada al tráfico de hachís" y de la que se surtían otras bandas.

Así, la investigación, llevada a cabo por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife (EDOA) y el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de Canarias, comenzó en febrero cuando tenían conocimiento de la existencia de este grupo de personas, que conformaban una de las organizaciones "más activas y potentes" que operaban en Marruecos. La red controlaba desde la compra de la floración, el proceso de extracción de la resina, adulteración, dosificación y el transporte a las costas españolas para su posterior distribución tanto al territorio nacional como a terceros países como Alemania e Inglaterra.

Los encargados de la operación descubrieron que el líder de esta red de narcotraficantes tenía una persona de confianza en Gran Canaria. Éste, presuntamente, es el dueño del restaurante El Rifeño, a quien se le atribuye ser líder del aparato logístico. En la banda también estaba integrado un hombre grancanario, quien se encargaba de buscar a interesado en financiar y adquirir la sustancia estupefaciente. Estos "clientes" incluso viajaban a Marruecos bajo medidas de seguridad extremas, como apuntó el Instituto Armado.

Asimismo, los agentes identificaron al encargado de ocultar la droga, quien utilizaba una vivienda en el municipio de Arucas, que era facilitada a través de empresas de otros miembros de la red de narcotraficantes.

La operación se precipitó en mayo cuando los ahora acusados consiguieron introducir un alijo en Gran Canaria. Los funcionarios del cuerpo de seguridad estatal se movilizaron para localizar el lugar en el que había sido almacenada la sustancia. Los guardias civiles dieron con los componentes de otras organizaciones en el barrio de Santidad, "quienes se reunían con el conocido empresario de hostelería". Los miembros del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil (GRS) intervinieron y accedieron al garaje de la casa, donde descubrieron 470 kilos de hachís aún dentro de los fardos en los que fueron transportados, así como una plantación de marihuana.

Al mismo tiempo se realizaron los registros en el resto de domicilios. En ese momento encontraron al citado empresario junto con el titular de la empresa que facilitaba la vivienda donde se ocultaba el alijo. El segundo fue detenido con una bolsa en cuyo interior llevaba 20 kilos de hachís, mientras que el hostelero trató de huir, aunque finalmente fue apresado con otro bolso tras de sí con alrededor de otros 20 kilos.

Dos de los miembros de la organización, ambos naturales de Melilla, se ocultaron en la Costa del Sol y después viajaron a la ciudad autónoma. Hasta allí se desplazó el EDOA de Santa Cruz de Tenerife, que desplegó un dispositivo especial de localización y vigilancia. La operación dio su resultado con la detención de ambas personas. Uno de ellos es, según la Guardia Civil, uno de los narcotraficantes más importantes del norte de África y Marruecos.

La operación Teide se ha dado por concluida con la intervención de los citados 470 kilos de hachís, 30.800 euros en efectivo, material informático de alta gama, cinco vehículos tipo turismo, dos GPS náuticos, armas comprimidas y armas blanca. En la investigación también participó el Servicio Cinológico de la Guardia Civil en la Comandancia de Las Palmas.