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Gastronomía

La despensa mágica

¿Nos miran? Las zanahorias nudistas parecen tan sorprendias como los propios espectadores de la escena. Miguel Cabrera

Ocurrió como por arte de magia. Le había tocado cortar el pan antes de comer. Tomó la hogaza y la partió en dos mitades dejando un reguero de migas sobre la tabla de madera. Retiró una de las partes, lo puso todo en posición vertical y de pronto apareció ante sus ojos: una aguaviva que pasó a formar parte de la despensa fantástica de Miguel Cabrera. "Todo surge de la casualidad, la intención de darle un significado y la voluntad", explica alguien que siempre tiene la cámara a mano para que un clic convierta en fotografías su especial visión de la vida.

Al indagar en la biografía de este lanzaroteño se descubre, en el paisaje de su infancia, a su tía monja pintando al óleo en la casa familiar de Tinajo mientras el chinijo Miguel observaba. En otra esquina del tiempo tiene lugar una escena inolvidable y curiosa. El padre, un comerciante que casi nunca tenía tiempo para otros quehaceres y distracciones, se detiene un minuto de manera inesperada y dibuja para su hijo un monigote con una avispa en la nariz. La composición resultaba tan extraña como verle pintar algo.

Miguel continuó con la saga comerciante de la familia, pero decidió hacer en paralelo lo que le gustaba "para sobrevivir". Así que siguió dando vida a los dibujos y viñetas que empezaron a habitar su mundo cuando garabateaba sobre el pupitre del colegio. Hasta que llegó la fascinación por la luz y la fotografía y dio rienda suelta a toda su creatividad gracias a lo que él llama artesanía digital. "A veces es más difícil hacer una buena foto y un buen montaje que un dibujo a mano", asegura alguien que conoce las dos orillas.

"Todo es luz", resume Miguel, a quien le maravilla que sea posible hacer una exposición de treinta o cuarenta segundos con su cámara de fotografía en la oscura noche conejera y se manifieste la Vía Láctea en el sensor. "Con la fotografía aprendes a verte a ti mismo, a los lugares, los paisajes y las personas. Aprendes en definitiva a ver, a reflexionar y hasta a controlar las estaciones del año. Cuando te crees que lo sabes todo se abre otra puerta, otro misterio y procuras hacer algo que no haya hecho nadie", como una medusa horneada.

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