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De vicio

Rufina Santana lleva sus 'Cartografías del agua' a Miami

La artista canaria Rufina Santana revela sus pasiones desde Miami, donde expone actualmente en el Frost Art Museum

Rufina Santana, junto a una libreta de notas en Miami. GeoKalo

Rufina Santana es una de esas personas que transforman cada acto de su vida en una expresión artística. O al menos lo parece. No se puede pensar otra cosa cuando la mesa se convierte en un despliegue de aromas y texturas con una estrella principal que es su debilidad: los higos picones con gofio. Casi como resumir en un plato la isla donde vive, Lanzarote.

La pintora ha hecho las maletas para vivir temporalmente en Miami porque el Frost Art Museum de la ciudad estadounidense acoge hasta el próximo 13 de diciembre su muestra Cartografías del agua.

Allí ha seguido descubriendo sabores que se suman a su pasión por restaurantes lanzaroteños como el Amura de Puerto Calero o el Brisa Marina de Playa Blanca. "Yo consumo productos ecológicos y cuanto menos elaborados mejor. En Miami he descubierto una gastronomía mestiza muy influenciada por la comida cubana, venezolana, puertorriqueña y peruana", dice.

Y allí, en territorio andino, se percibe que la voz se ilumina al otro lado del teléfono para rendirse ante el ceviche. Además, la suerte le ha brindado un restaurante peruano frente a su loft en Miami. Cuando vuelva a Lanzarote mezclará sabores y recuerdos con el vino tinto Ariana, de bodegas El Grifo, donde se juntan a su vez la uva listán y la syrah.

Rufina, parafraseando el libro de Carmen Martín Gaite, es una nubosidad variable al vestir porque a veces se asemeja a una antorcha de colores y otras se envuelve en el negro más absoluto. La noche andante. "En primavera y verano tiendo al color y en invierno al negro combinado con el marfil", precisa. La firma Cos es una referencia.

El color se expande también por su escritura. Le gusta escribir con plumas estilográficas con el denominador común de utilizar tinta violeta. Uno de los fetiches que decoran su dormitorio es la pintura de una geisha que le regaló el artista marcial y escritor japonés Mazaaki Hatsumii.

El mundo se detuvo para ella cuando conoció Japón y su cultura. "Somos opuestos y simultáneos", indica comparando al país nipón con Lanzarote.

Rufina está en permanente movimiento, bien sea por dentro o por fuera, así que necesita una comunicación permanente que logra estando a la última en tecnología, como demuestran su iPhone VI o un iPad con gran capacidad para albergar y trabajar con imágenes.

Ella, Rufina, suena al Canto de la tierra de Mahler (lo tiene en vinilo) y a la música de amigos como Quique Perdomo, Toñín Corujo o Benito Cabrera. Si la quieren buscar perdida en las páginas de un libro prueben en El agua y los sueños, de Gaston Bachelard. Agua. Transparencia. Vida. Pasión. Rufina.

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