La Provincia - Diario de Las Palmas

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Esclavitud en la alta cocina

La alta gastronomía ha llegado a tales cotas de innovación y puesta en escena que no puede ser rentable. Cocinas donde trabajan hasta cuarenta cocineros para cuarenta comensales sin incluir el equipo de sala. La única manera de soportar este negocio es que al menos el 80% de la plantilla sean becarios. Pero cuando nos adentramos en las entrañas de las cocinas más famosas, observamos que las jornadas maratonianas de más de doce horas seguidas, sin ni siquiera estar reguladas por un contrato laboral serio, simplemente por un acuerdo de colaboración donde desaparecen los derechos del trabajador, son el día a día de muchos aspirantes a cocineros para que la industria de la hostelería siga haciendo crecer su burbuja. Cada vez más niños, jóvenes y no tan jóvenes sueñan con ser cocineros y si seguimos con esta idea de negocio insostenible donde la mano de obra es gratis y roza la esclavitud, no solo no conseguiremos seguir progresando como hasta entonces, sino que destrozaremos una de las profesiones que hacen que seamos conocidos a nivel mundial. Sueño con el día en el que alguno de estos cocineros tan importantes que vemos en la televisión deje de innovar en la cocina e innove en lo que realmente nadie ha querido adentrarse: en un modelo de negocio de alta cocina donde se respeten los derechos del trabajador con jornadas laborales y salarios legales. No todo vale por ser el mejor y es que los premios gastronómicos deberían ser justos y no concederse a aquellos restaurantes que no cumplan con los derechos del trabajador.

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