"El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie los hombres podrán aplicar sus leyes injustas, reñir, destrozarse unos a otros y dejarse llevar por horrores eternos. Pero, a diez metros bajo el nivel de las aguas, cesa su reinado, se extingue su influencia y desaparece su poder. Ahí sólo existe la independencia. Ahí no reconozco voz de amo alguno y soy verdaderamente libre". Si el Capitán Nemo, el oscuro personaje de 20.000 leguas de viaje submarino de Verne, sentía esta liberación a tan escasa profundidad en el Nautilus, no cuesta imaginar qué experiencia podría suponer sumergirse hasta dos mil metros a bordo de un submarino personal y en un habitáculo con visión panorámica.
En una nave de la avenida West Vero Beach de Florida (EE UU) que a primera vista no se distinguiría de cualquier otro de los locales de la zona, el equipo de Triton Submarines LLC fabrica desde 2007 submarinos civiles personales especialmente diseñados para profundos amantes del mar capaces de costear su precio, que ronda los 4,8 millones de euros. En el caso del modelo Tritón 6600/2, el ingeniero jefe, John Ramsay, ha sido capaz de crear un minisubmarino de apariencia futurista que proporciona hasta diez horas de inmersión gracias a sus baterías de litio, aunque cuenta con casi cien horas de oxígeno de reserva para mayor seguridad. He aquí el sueño de vivir el mar de manera íntima y privada.
El Tritón 6600/2 está pensado para moverse a una velocidad de tres nudos (unos 5,5 kilómetros por hora), porque la velocidad no es su objetivo, sino facilitar el disfrute de la inmensidad azul convirtiendo a sus tripulantes prácticamente en dos criaturas oceánicas más y "verdaderamente" libres.
